El pasado 17 de mayo, con motivo del Día internacional contra la Homofobia, transfobia y lesbofobia, se organizó en el Senado de la República un foro a favor de la agenda LGTB, es decir, lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. En dicho foro, fueron presentados dos niños criados por una pareja de lesbianas para dar su testimonio.
Adriana Leal, de la Red mexicana de mamás lesbianas, dijo que su familia es lesbomaternal y presentó a los niños Diego y Dorian frente al auditorio para compartir sus vivencias a fin de mostrar que su familia era igual a cualquier otra familia. Ante este foro, el niño Diego dijo: “soy bisexual” y aseguró que no fue tan difícil salir del closet porque había crecido dentro de una familia lesbomaternal y lo aceptaron bien. Por su parte, Dorian, el otro de los niños declaró ser “bisexual y trans”.
Usar a dos niños para defender y promover la agenda LGTB, es a todas luces un abuso infantil, un niño de esa edad no puede ser presentado públicamente ni instrumentalizado para defender una agenda inmoral, intrínsecamente perversa y pervertidora, sin que se viole su privacidad y sus derechos fundamentales.
Resulta evidente, como afirmó Marcial Padilla, director de la plataforma ConParticipación que esos niños muestran una confusión entre lo que son y lo que sienten en su sexualidad. Justamente el no vivir y crecer en una familia normal, es decir con un padre y una madre, crea dicha confusión, pues desde una perspectiva psicológica es evidente que la figura del padre y de la madre son fundamentales en el desarrollo psicológico de los niños y la formación de su personalidad.
No existe el derecho a adopción, existe el derecho de los niños a ser adoptados, a tener un padre y una madre, y para esto el Estado debe cuidar que sean entregados en adopción a familias normales, funcionales, es decir, compuestas por un padre y una madre.
Que los homosexuales pretendan tener el derecho a adoptar es un falso derecho, por cierto, egoísta, que busca satisfacer una necesidad afectiva sin importar las necesidades afectivas y sicológicas de las criaturas que son adoptadas. Un niño no es una mascota, es una persona con una dignidad inalienable, que no puede estar a disposición de caprichos egoístas o narcisistas.
Lejos de que un acto tan ruin provocara la indignación del público, desató gritos y aplausos histéricos y la indignación de millones de personas que pudieron ver el video de este vergonzoso acontecimiento.
La Iglesia no ha quitado el dedo del renglón al denunciar la maldad diabólica de la ideología de género, que es perversa y pervertidora, corrupta y corruptora, los católicos debemos estar muy atentos y no permitir que como una marea insana contamine la mente y la conciencia de nuestros niños y jóvenes.
El respeto a las personas homosexuales es un deber cristiano, y no es lícito atacarlas o discriminarlas, como un deber cristiano es combatir la exaltación de la homosexualidad y la implantación de la ideología de género promotora de la agenda gay que es la nueva dictadura ideológica de la humanidad.
•Sacerdote y exvocero de la Arquidiócesis de
México.