Es notorio que, en Morena, están contra los delirios de reelección quienes buscan y desean un futuro político propio; mientras que, están a favor, aquellos a los que no les importa ser toda la vida corifeos de un jefe que les comparta botín.
De ahí los demócratas no tienen nada que festejar a Porfirio Muñoz Ledo
por renunciar a reelegirse en la presidencia de la Cámara de Diputados: a sus 86 años, creó largas horas de crisis constitucional por aferrarse ilegalmente a un puesto.
El expresidente del PRI con Luis
Echeverría violaba el artículo 17 de la Ley Orgánica del Congreso: La presidencia de la Cámara de Diputados
corresponde, en el segundo año de
ejercicio legislativo, al grupo que tenga mayor número de diputados en orden decreciente: este año, al PAN.
En cambio, Mario Delgado, de 47
años, jefe de Morena en San Lázaro, estuvo en contra siempre. Al amanecer del lunes, tras bambalinas en un estudio de ADN 40, contó que había hablado con el presidente de la República sobre el tema.
“Hay que dejarle la presidencia de
la mesa directiva al PAN. No somos iguales que ellos. Hay que respetar la ley porque en eso radica nuestra autoridad”, le dijo. Y el mandatario le dio la razón hasta cuando Delgado se vio en la necesidad de recordarle algo.
Le aclaró que “si el PAN tiene ese
puesto, implicaría que usted tendría un panista en sus eventos”. Y el inquilino de Palacio respondió: “No me importa”. Y lo repitió ayer, en público: “No debe retorcerse la ley para hacerla a la medida”.
Por cierto, el propio Delgado se
enfrenta a otro caso de intento de reelección, en su deseo de ser presidente de Morena, cargo en el cual pretende continuar Yeidckol Polevnsky, aunque en realidad ella es secretaria general en funciones de presidenta.
Morena decidió que el método de
elección sea por encuestas, en lugar de la otra modalidad, que habría sido por asambleas, método que favorece más a quien se encuentre al frente del partido, ya que controla las votaciones.
En una medición divulgada ayer por
Enkoll, agencia dedicada a la investigación en opinión pública, privada y estudios de mercado, Delgado va en primer lugar con 35 por ciento de aceptación, seguido por Polevnsky (30), Bertha Luján (14) y Alejandro Rojas (13).
Se trata de una fiebre reeleccionista
en Morena: Martí Batres quiso (sin éxito) seguir como presidente de la mesa directiva en el Senado, y Jaime Bonilla, ganador de la elección para gobernar por dos años en Baja California, apretó al Congreso local para poder estar cinco años.
Deberían honrar una regla democrática básica:
“La no reelección es un acto de visión y de grandeza”.