Jesús lo dejó muy en claro: “no se puede servir a Dios y al dinero”, parafraseando podemos decir, no se puede servir a Dios y al diablo al mismo tiempo, y es precisamente este imposible, el que pretende hacer el nuevo Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
El Presidente se hizo apoyar de un partido evangélico, el Partido Encuentro Social, para captar los votos de las denominaciones protestantes, y ya en el poder, no ha dejado de mostrar sus abiertas y públicas simpatías por las denominaciones evangélicas en las que ha visto un aliado para dar respaldo a la renovación moral que pretende llevar a cabo en un país que, no cabe duda, sufre un terrible déficit de sus valores y una profunda descomposición en su tejido social.
Por fortuna, la Iglesia Católica ha sido ignorada en este propósito al no ser invitada a repartir la famosa “Cartilla Moral” del intelectual católico, Alfonso Reyes, hubiera sido bochornoso decirle no al Presidente, en un proyecto que si bien, tiene un propósito noble y urgente, no es el adecuado para llevar a cabo la renovación moral del país, lejos de ser un proyecto serio, es más una ocurrencia que está destinada al fracaso, pues no imagino a la población aplicándose en leer el extenso texto, aprenderlo, comprenderlo, y menos aún practicarlo porque eso es lo que le parece bien al ciudadano Presidente.
El Gobierno actual padece de esquizofrenia moral, pues por una parte el Presidente es una persona preocupada porque el país recupere el rumbo de los valores, y al menos hace un intento fallido con la Cartilla Moral, y por otra parte, su partido, Morena, promueve los antivalores, están buscando el resquicio para legislar a nivel federal la aprobación del más inmoral de los crímenes que es el aborto, la perversa ideología de género que atenta contra la razón y la libertad y pretende usurpar la patria potestad de los padres sobre sus hijos, la eutanasia mañosamente llamada muerte digna, el mal llamado matrimonio homosexual y la adopción de niños por parte de estas parejas sin respetar el derecho superior del niño que es a que el Estado les restablezca lo que han perdido, un padre y una madre, lo que es natural, no lo antinatural que es proporcionarles dos padres o dos madres.
No se puede servir a los valores y a los más aberrantes antivalores, esta conducta es patológica y patética, esta esquizofrenia moral es lo primero que debe resolver el actual Gobierno para alcanzar una verdadera renovación moral que debe partir del respeto a la dignidad de la persona, de la vida humana que inicia en la concepción y finaliza en su muerte natural, del respeto y promoción a la familia, al matrimonio que sólo es posible entre un hombre y una mujer, a la formación responsable y ética en la sexualidad, al respeto a los ancianos, y en fin, a la promoción de valores, como la honestidad, la responsabilidad, la solidaridad que, sin embargo, sin un sustento firme en la fe cristiana no serán más que buenas intenciones.
•Sacerdote y exvocero de la Arquidiócesis
de México.