Es grave el nivel de violencia que tiene a nuestro país de rodillas ante el crimen organizado, lo es mucho más, que los asesinos sean adolescentes y jóvenes que muestran una enorme frialdad al sacar una pistola y disparar contra un ser humano. ¿dónde está la falla: en la familia, en la sociedad, ¿en las autoridades que no brindan oportunidades de educación y desarrollo a las nuevas generaciones? ¿Qué tan culpable es la televisión donde diariamente se transmiten series de narcotraficantes convertidos en ejemplos de lucha?
Hoy estas líneas están dedicadas básicamente a analizar el fenómeno de actuación que tienen los jóvenes frente a los hechos de inseguridad que nos atemorizan a todos los mexicanos.
Enterarse de que aquí o allá han sido asesinados hombres, mujeres y hasta niños en convivios, en el transporte público, en carretera, en restaurantes e incluso en la calle es el pan de todos los días. No podemos acostumbrarnos a saber que hay decenas o tal vez centenas de personas muertas a la largo y ancho de nuestro país y no sorprendernos. ¡Es terrible!
Es preocupante cuando conocemos que los homicidas son jóvenes que por cantidades mínimas de dinero matan sin piedad a quien se les ponga enfrente, sin importarles quitarle la vida a bebés, niños, ancianos. ¿Qué hacer con todos estos muchachos que hasta se ufanan de sus atrocidades video grabándolas y retando a las autoridades a sancionarlos?
Hasta el momento ninguna estrategia dirigida hacia los jóvenes ha dado resultado: siguen siendo presa fácil del crimen organizado que los recluta pagándoles mucho más dinero que cualquier empleador. Los chavos, como se dicen entre ellos, prefieren una vida fácil, aunque en ella se vaya su propia existencia: no le temen a la muerte, la buscan, la alcanzan, la ejecutan.
Definitivamente la educación familiar tiene mucho que ver en el comportamiento de los jóvenes que crecen en núcleos familiares disfuncionales donde el padre es golpeador de la madre, de los hijos o del desinterés que los padres muestren durante su desarrollo y se les permita relacionarse con muchachos que integran bandas delictivas.
En nuestros tiempos, hablo de los 70 y 80, también había jóvenes involucrados en la delincuencia, sobre todo en niveles bajos de la sociedad donde por falta de educación familiar y escolar delinquían. Sin embargo, en aquellos años no eran tan crueles y sangrientos como lo son ahora, pareciera que de verdad hay escuelas especializadas en tortura, en enseñarles como matar.
Si a todo esto le agregamos el acceso que tienen los jóvenes a las redes de comunicación como internet, Facebook, Twitter, YouTube y demás el problema es mayúsculo porque en ellas encuentran todo tipo de series violentas donde te muestran como cercenar una mano o cualquier otro tipo de órgano.
Algo debe hacerse y pronto porque estamos perdiendo a los jóvenes.
•Egresada de la escuela de PCSG. Exdiputada
constituyente. Defensora de los animales y
fundadora de "Ángeles Abandonados".