Excomandante de la PGR ahora vende películas en Eje Central

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Leonardo Salomón pasó de ser un comandante de lo que antes fuera la Procuraduría General de la República (PGR), ahora Fiscalía General de la República (FGR), al vendedor más elegante de las calles de la Ciudad de México.

Su porte, altura y talla, le hacen lucir aún más los trajes que a diario viste para salir justo en las afueras del Teatro Corona, sobre Eje Central, para vender películas en discos.

Desde hace tres años se dedica al comercio en la vía pública, en espera de que sea resuelta su demanda laboral, debido a que la dependencia quiere jubilarlo con una pensión por debajo de lo que le corresponde, por lo que decidió renunciar momentáneamente a los recursos que no le son satisfactorios.

Para sostener a su familia y enfrentar sus gastos diarios, se vio obligado a pasar a las filas de 2 millones de personas que, en el comercio informal en calles de la Ciudad de México, ven la manera de hacerse de recursos.

Para sorpresa de muchos, don Leonardo es quien atiende un puesto que está sobre esa importante y transitada avenida, donde llama la atención su elegante vestimenta que contrasta con su trabajo en vía pública.

De su cartera saca su placa de exagente judicial, segundo comandante, para mostrarla con mucho orgullo, y recordar cuando su economía y vida profesional eran muy diferentes.

Los trajes que porta son los que usaba cuando se dedicaba a perseguir delincuentes, así que para él es normal vestir así, pues se siente presentable y hasta cómodo al estar acostumbrado a ese tipo de ropa.

Varios me preguntan sobre mi forma de vestir, y les digo que sólo es porque así estaba acostumbrado a vestir en la PGR”, indicó el excomandante.

“Tengo varios trajes, así que diario traigo uno diferente, porque para, mí es muy importante la presentación”, explicó, no sin recordar que la tintorería es un gasto extra, pero que bien lo vale porque en efecto, varios lo catalogan como un hombre elegante.

“Me dicen que me veo como todo un caballero, y eso me agrada, que me vean como alguien que tiene buen gusto”, contó.

Y debido a que sus abogados le han dicho que no puede entrar a otro trabajo, en tanto no concluya su demanda, pues de otra manera no podría exigir el aumento a su pensión, es que obtiene dinero en ese puesto informal, cuyas inmediaciones mantiene limpias y a raya a los indigentes.

Tan sólo verlo hace pensar que está vestido para una importante junta de negocios o una fiesta, sin embargo, los vecinos de la zona de Tlatelolco ya están acostumbrados a verlo vestir así todos los días, sin importar que llueva o haga mucho calor, porque él va acompañado de una sombrilla que acrecienta su elegancia cuando se resguarda del sol o la lluvia.

Todos los días llega de la colonia Guerrero, y con su sonrisa y amabilidad atiende a sus clientes, varios de ellos vecinos, y a pesar de su atiendo, no duda en agarrar la escoba y barrer el área de su puesto y varios metros más allá.