Fallece el crítico literario que trazó el canon occidental

El crítico y teórico literario estadounidense, autor de más de cuarenta libros traducidos en cuarenta idiomas, Harold Bloom, falleció ayer a los 89 años de edad en un hospital en New Haven, Connecticut, de acuerdo con su esposa, quien detalló que el autor impartió su última clase en la Universidad de Yale, el jueves pasado, pese a que ya presentaba problemas de salud.

El escritor es reconocido como el principal crítico literario de Estados Unidos, polémico al enarbolar la defensa del llamado canon occidental, esto es, el corpus de obras de arte y literarias de la llamada alta cultura en la civilización occidental.

Su primer libro, Shelley’s Mythmaking, lo publicó en 1959 fue bien recibido por la crítica, así como sus siguientes obras que también provocaron intensas polémicas en la comunidad académica. De acuardo a la descripción de William McPheron, Bloom fue un “insatisfecho con los estilos del pensamiento académico”, pues lo que buscaba era encontrar una forma novedosa de abordar la literatura pero sin perder el rigor y la profunidad de análisis.

Bloom defendió las nociones de tradición y jerarquía y con ello la distinción entre alta y baja cultura, con lo cual partió las aguas entre literatos “elegidos” y otros no invitados al banquete de la literatura protagónica en Occidente. Desde tal concepto, el también autor de El Libro de J (1990) recibió críticas puntualmente acerca de dos aspectos: su listado de autores imprescindibles es mayoritariamente masculino (está conformado por 23 hombres y tres mujeres) y desdeña otras literaturas lejanas a la blanquitud.

Sin embargo, fue en 1994 cuando su nombre estuvo en boca de todos luego de publicar su mayor obra, El canon occidental, en la que desarrolla los 26 autores imprescindibles, entre estos Dante Alighieri, James Joyce, Marcel Proust, Miguel de Cervantes y Jorge Luis Borges y muchos más. Para muchos se trató de una selección “masculina” y “blanca” y fue criticado tanto por las posturas literarias de derechas como por las de izquierda.

Entre otras publicaciones que descatan del crítico se pueden mencionar a Cómo leer y por qué, Anatomía de la influencia, y Shakespeare y la invención de lo humano. Incluso, en 2002 obtuvo el Premio Internacional Cataluña y, en 2003, el Premio Internacional Alfonso Reyes.

Sin obviar los rasgos claros y oscuros de su faceta como crítico literario, el mundo de las letras pierde a una de sus voces con mayor resonancia, pues durante varias décadas todo lo expresado por Bloom dentro de la literatura occidental, fue considerado como referencial para propios y extraños; lo anterior no necesariamente en clave de consenso, por el contrario, dado que la figura del también profesor de Humanidades siempre generó amplios y acalorados debates.

En México fue reconocido con el Premio Internacional Alfonso Reyes durante el año 2003. En dicha visita a nuestro país, reconoció que Octavio Paz era el mayor exponente de la literatura mexicana, ocupando dicho sitio junto al escritor jalisciense Juan Rulfo; asimismo, reconoció el talento de los poetas José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y Eduardo Lizalde, sin soslayar a los escritores como Sergio Pitol.