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Fragmento La Estación De Las Mujeres

Fragmento La Estación De Las Mujeres

Entornos viernes 16 de agosto de 2019 -

Margarita

La última vez que Jorge intentó tener sexo conmigo, le pedí que usara un condón. Uno que llevara una frase de Jenny Holzer. Eso fue hace tres semanas, antes de que finalizaran las vacaciones y sus estudiantes volvieran de sus escondrijos de verano: de los yates las rubias y de las profundidades de sus sopas de noodles las de ojos rasgados. Me miró desconcertado y luego se largó a reír.

No me preguntó quién era Jenny Holzer. «No es broma», dije, «si quieres hacer el amor, tendrás que ponerte un condón. Y que sea de Jenny Holzer, por favor». Estábamos echados sobre la cama, él desnudo y yo con mi camisa de dormir hasta las canillas. Afuera se oían gritos de niños. Tal vez jugaban soccer en las calles abandonadas por los estudiantes. Jorge se levantó y desde su desnudez me miró. Su expresión era de absoluta confianza, imaginando, supongo, que su virilidad revertiría mi insurrección. Noté que las carnes de su estómago habíaSomeone else’sn desaparecido. De alguna porción de su vida extrae el tiempo para ir al gimnasio. De la que me corresponde, sin lugar a dudas, porque cada vez lo veo menos. Me di la vuelta y me cubrí con la sábana hasta la punta de la cabeza.

Mi cuerpo, a diferencia del suyo, crece y se desarma otro poco cada día, se pliega, se seca, se enrolla sobre sí mismo en cansadas texturas. Hay veces en que apenas lo reconozco como mío.

SOMEONE ELSE’S BODY IS A PLACE FOR YOUR MIND TO GO

Hoy es mi cumpleaños número cincuenta y seis. Son las nueve de la mañana y estoy sentada en una banqueta en cuya superficie están tallados textos de Jenny Holzer. Sus frases han aparecido en camisetas, pelotas de golf, gorros, tazas y hasta en condones. La banqueta está en el jardín frente a las puertas de Barnar College, por donde decenas de impúdicas mariposillas entran y salen con sus faldas hasta el pubis y sus mochilas al hombro. Yo las observo. Las observo y aguardo a que Jorge aparezca con una de ellas cogida del brazo. Se escuchan chirridos de frenos. Una sirena taladra el aire. El día pasa en movimientos concéntricos y yo lo observo.

MURDER HAS IT SEXUAL SIDE

Esperaba que Jorge me dijera feliz cumpleaños esta mañana, que me regalara una caja de chocolates, una flor, unas palabras de aliento ante los estragos que deja el tiempo y, ¿por qué no?, también albergué la esperanza de un polvo inesperado. Pero nada de eso llegó. Se despertó, entró al baño, seguro se masturbó mirando porno en su celular, se vistió, tomó su maletín de cuero, el mismo que llevan todos los académicos del mundo, me dio un beso en la frente y partió como si nada. Por eso estoy aquí. Sentada en la banqueta de Jenny esperando que algo ocurra, que algo explote y destruya este andar hacia un futuro que hace rato perdió su calidad de imprevisible. Sí, sí lo que quiero, lo que verdaderamente aguardo, es que mi marido aparezca campante por esa puerta cogida del brazo y que todo se vaya a la mierda.

*Cortesía Alfaguara

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IM/CR

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