La sola defensa de la democracia es ya una amplia agenda en la que convergen liberales y socialdemócratas para darle sentido a la propuesta de Futuro 21.
El populismo carcome las instituciones y las debilita, de ahí que sea
necesario construir opciones y generar alternativas. Desde diciembre observamos un ataque sostenido al armado que dio sentido a la vida pública desde los años noventa y que fue fortaleciéndose hasta contar con organismos como el Instituto Nacional Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Hasta antes de julio de 2018 parecía que ya no
existía mucho debate sobre la forma de acceso al poder, porque llevábamos años de contiendas democráticas y con resultados plurales. Es más, en las cuatro últimas contiendas presidenciales, en dos ocasiones los electores se definieron por la alternancia, lo que da cuenta de un escenario vigoroso.
Ahora sabemos que las acechanzas al sistema de
partidos son intensas y que inclusive se desarrollan experimentos para violar la Constitución, como la pretensión de prolongar el mandato en Baja California.
A ello hay que sumar los amagos cotidianos, desde el poder, para debilitar al INE y para disminuir,
hasta la inanición, el financiamiento público de los partidos.
La CNDH, por su parte, está sometida a ataques
constantes y existen ya iniciativas para despojarla de su autonomía. Nunca en su historia había enfrentado una situación similar, porque siempre contó con el respeto del Poder Ejecutivo y el respaldo del Senado.
Defender la institución del ombudsman es indispensable para dotar al Estado de herramientas
que permitan que no retrocedamos en ese aspecto fundamental para la gobernabilidad democrática.
Y si ello fuera poco, el sector Salud enfrenta desafíos nunca vistos, alimentados por malas políticas públicas y por un desprecio constante por las
evidencias y los resultados. Se cancela el Seguro Popular y no hay un solo argumento para pensar que lo que venga sea mejor.
En ese contexto, el que unan personalidades como José Narro, Gabriel Quadri, Tere Vale, Fernando
Belauzarán, Silvano Aureoles, Beatriz Pagés, Rodolfo Higareda, Jesús Ortega, Carlos Estada y Jesús Zambrano, entre muchos otros, tiene sentido.
Las tareas que tienen desde el PRD y en organizaciones públicas que respaldan la iniciativa, son
grandes, pero no era una buena idea no hacer nada nte lo que está ocurriendo y, sobre todo, ante lo que puede ocurrir.
Futuro 21 es justo eso, una posibilidad de lograr
equilibrios en el Poder Legislativo, para propiciar una reconducción de la vida institucional.
2021 está a la vuelta de la esquina y eso lo saben
los impulsores del nuevo proyecto, y más aún los que provienen de las filas de la izquierda y que ya han resistido más de un tsunami.