Gavaldón, “El Ogro” del cine nacional vuelve a la pantalla en San Sebastián

Por Osvaldo Córdova

Roberto Gavaldón es considerado un visionario al ser el primer director en dar rumbo al cine negro mexicano, al tiempo que defendió su academicismo que lo identificó con una arcaica línea defensora del cine nacional y uno de los pocos cineastas que trabajo con las grandes estrellas de la Época de Oro, como María Félix, Dolores del Río, Pedro Armerndariz y Mario Moreno “Cantinflas”.

Hablamos de un director de grandísimo éxito popular, que en sus filmes presentó la la dualidad de la sociedad mexicana, pues por un lado, encontramos al campo y las zonas rurales; y por el otro, el caos citadino, en especial de la Ciudad de México.

Son precisamente esas características lo que le ha valido que en la 67 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF) se presente la más grande retrospectiva, en el extranjero, que tiene un cineasta mexicano en los últimos 30 años.

Serán 20 películas las que se proyectarán, cuya selección se hizo con el apoyo de la Filmoteca de la UNAM y la Cineteca Nacional, además de la presentación de un libro monográfico dedicado al cineasta, editado por la Filmoteca Española y el Festival de San Sebastián.

Gavaldón empezó en el medio trabajando como extra, actor, ayudante de dirección y guionista para debutar en 1945 con “La barraca”, adaptación de la novela de Vicente Blasco Ibáñez.

Desde ese primer largometraje, destacó por un estilo sobrio, clásico y realista, que junto con los argumentos melodramáticos que caracterizaron sus películas, hicieron que los críticos le cuestionaran su predilección por un cine de carácter nacional.

Sin embargo, eso no le importó para llevar sus cintas a los grandes festivales como Venecia, Berlín o San Sebastián en su primera edición en 1953 donde se proyectó “Acuérdate de vivir”.

En 1960, asistió a Cannes donde “Macario” obtuvo el premio a la mejor fotografía para Gabriel Figueroa y ese mismo año participó por el Oscar como Mejor película extranjera, con lo se que convirtió en la primer cinta mexicana en alcanzar la nominación.

Apodado “El Ogro” por la disciplina que imprima en sus rodajes, Gavaldón supo sacar partido a la intempestiva María Félix y a la fría Dolores del Río, a quien “La otra” encarnó a una femme fatale y a una humilde manicura, mientras que “La Doña” tuvo una participación soberbia en “La diosa arrodillada” como amante de un empresario casado, pero a ambas les puso en frente a actores como Pedro Armendáriz o Arturo de Córdova, rostros poderosos del melodrama.

Capaz de filmar todo tipo de géneros, incluso películas rancheras con Antonio Aguilar, tuvo un don para el film noir donde los fuertes contrastes del blanco y negro, el juego con las sombras, historias de crimen y misterio protagonizadas por una mujer hermosa y un hombre atormentado, nos llevan a una característica más de su cine: el destino fatal de la mayoría de sus personajes.

A principios de los sesenta daría un vuelco al tipo de temas tratados y se decantó de una manera más clara por cuestiones sociales y políticas, pero “Rosa blanca”, sobre la expropiación del petróleo en México, fue prohibida y no logró estrenarse hasta 1972.

Su trayectoria logró que se internacionalizará, pues en 1955 fue escogido por Disney para dirigir “The Littlest Outlaw” (Pablito y yo), además de irse a España donde filmó “Don Quijote cabalga de nuevo”, con Fernando Fernán Gómez y “Cantinflas” en los papeles del Quijote y Sancho Panza, y dos dramas protagonizados por Amparo Rivelles, “La madrastra” y “La playa vacía”.

Estuvo activo hasta 1979, cuando dirigió su último filme, “Cuando tejen las arañas”, un drama sobre la sexualidad reprimida de una adolescente.

Fotos SSIFF