Seguramente en preparación de la agenda de su próxima reunión de Davos, el Foro Económico Mundial publicó hace unos días su décimo cuarto reporte anual sobre el estado global de la brecha y la paridad de género. El reporte, de 371 páginas, informa desde su arranque que son cuatro las dimensiones sobre las que trabaja: paridad en la educación, en la salud, en la política y en la participación y oportunidad económicas.
Estos son los hallazgos principales del reporte 2020: Primero, que globalmente se ha avanzado en promedio un 68.6 por ciento en el camino hacia la paridad plena, lo que significa que la brecha mundial es de 31.4 por ciento, y eso es producto de que de 101 de los 149 países estudiados en este reporte y el del año anterior han incrementado sus promedios en general.
Segundo, que la mayor disparidad es, de nuevo y como siempre, la referida al empoderamiento político de la mujer. Con todo y que es la dimensión que más creció este año, el avance hacia la paridad es de apenas 24.7 por ciento, lo que significa que la brecha, al día de hoy, muestra un promedio mundial de 75.3 por ciento. Justo detrás de esa métrica, está la relativa a la paridad en materia de participación y oportunidad económicas de la mujer, con un avance de 57.8% por ciento. Por su parte, los progresos hacia la paridad en educación y en salud muestran los mejores números, con 96.1 por ciento y 95.7 por ciento, respectivamente.
Tercero, que en el empoderamiento político de la mujer, 108 de los 149 países revisados han mejorado sus números este año y el previo, sobre todo a partir de que han observado un incremento significativo en la presencia de mujeres en los parlamentos y congresos, como en los de España y Tailandia (y el de México, sobre todo en la Cámara de Diputados, donde casi tenemos paridad plena). El reporte se duele, sin embargo, de que solo el 25 por ciento de esos 35 mil 127 curules o escaños globales están ocupados por mujeres; de que solo 21 por ciento de los 3 mil 343 ministerios de gabinete o secretarías de Estado del mundo están dirigidos por mujeres; y que, en algunos poderes legislativos aún no existen legisladoras. Además, que en los últimos 50 años no ha habido una Jefa de Estado en 85 de los 153 países revisados.
Los números y porcentajes deben movernos a la reflexión, sobre todo esta noche, en que le ponemos pausa al mundo para cenar con ellas, impulsar a las que empiezan su vida laboral o rememorar a las que se han ido ya. Son seres extraordinarios, incansables, imparables e indispensables sin las que el mundo no sería igual y todos lo sabemos. Aquí reconozco y agradezco a las mujeres de mi vida, que iluminan mi camino con la incandescencia generosa de su amor, trabajo, enseñanzas, paciencia y comprensión.
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