La época dorada de los Tigres ha sido envidiable. Si bien entre la carrilla normal de nuestra afición no se le dejan de buscar defectos, el cuadro norteño se ha convertido en una escuadra ganadora.
La evolución de esta escuadra históricamente ha sido peculiar. Un equipo modesto que vivió grandes momentos a finales de los 70 e inicios de los 80… más tarde, producto de un pobre rendimiento fuera del Volcán se volvió en una escuadra que tradicionalmente era un flan como visitante.
Descenso, regreso a Primera, algunas finales perdida y después… la era del Tuca.
Ya desde hace algunos años eran un equipo que le metía billete a su escuadra. Primero daba la impresión de que era más cañonazos de dólares que un proyecto serio, hasta que le fueron hallando la forma.
Encontraron un modelo, lo planificaron de acuerdo a sus necesidades e idiosincrasia y todo les salió casi a la perfección.
Vino aquel título ante Santos para romper la sequía pero no se conformaron. La llegada de Gignac prometió y cumplió como pocos hubiéramos imaginado. No por nada está por convertirse en el máximo goleador histórico de la franquicia. ¿Se imaginan que alcance este logro el mismo día que le de a su escuadra un nuevo campeonato?
Y por si fuera poco, no es una escuadra que le tema a jugar de visitante. Contrario a su estigma noventero, la mayoría de sus títulos en esta era los ha celebrado en otras canchas, comenzando por C.U. (en la supuestamente inquebrantable CDMX hasta hace unos años), o en la mismísima cancha del odiado rival, Rayados. ¿Alguien se atrevería a descartarlos para levantar el trofeo en el estadio del León, sin importar lo imponente que luzca el rival?
Si se tratara de encontrarle ‘peros’ al proyecto felino claro que los hallaríamos. Que si las finales perdidas, que si el ‘Tuca’ no usa canteranos, que si les falta proyección internacional. Y algunas de las razones serán válidas. Pero hay que recordar que todo en esta vida es perfectible, y una directiva con la visión de la de Tigres entiende esas áreas de crecimiento. El día que llegue a romper alguno de esos maleficios, aguas.
Quién sabe cuánto dure esto. Estamos los que creemos que una vez que salgan Gignac o el Tuca, este equipo batallará por volver a vivir años así de gloriosos. Si me permiten la comparación, es como imaginar en los Patriotas sin Brady ni Belichick.
Otra de las tareas de esta generación felina será dejar un legado. Las bases para que este no haya sido solo un agradable ‘momento’ (que en realidad va para una década ya) sino que sea una escuadra que siempre peleé títulos sin importar los nombres de sus jugadores. Ya veremos si lo logran o no.
Queda un escollo gigante como lo es el León. Que, ojo, hablamos de un proyecto a largo plazo de Tigres contra un equipo que hace no mucho no trascendía en la liga. Veremos si la experiencia pesa.
•Periodista y analista deportivo
alex.lindoro@gmail.com/@AlexLindoro