Influencer lanza “plano” aéreo con 300 fotos de México

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Santiago Arau es un hombre de actitud relajada. Entrañable como pocos hijos, presenta a sus padres con un guiño de complicidad y dice con sonrisa pícara: “Lo que me tuvieron que aguantar, me padecieron mucho… Los admiro”.

Hace 20 años, Santiago era un muchacho errante. No sabía qué hacer con su vida, pero estaba seguro de una cosa: lo suyo no era la rutina de nueve a seis. Aunque ni por la mente le pasaba que se convertiría en uno de los fotógrafos más populares del mundo. Y sí, popular es la palabra correcta. Tan sólo en Twitter e Instagram este mexicano egresado de la Universidad Iberoamericana congrega a 235 millones de seguidores, la misma audiencia de cualquier influencer respetable.

Las fotografías aéreas hoy son el sello de la casa Arau; es raro el cibernauta que no se ha topado con alguna de ellas. No es que Arau siempre ande montado en helicóptero (aunque sí lo ha hecho): son drones de alta tecnología los que utiliza para capturar esas vistas panorámicas que tantos likes y tantos favs generan en redes sociales. Y es que Arau es, acaso, el rostro más representativo de la nueva era de la fotografía en México, esa que ya no depende del papel y que se replica al infinito en los impersonales espacios digitales.

Pero si algo lo ha hecho único es la diversidad de su trabajo. Ingresar a sus redes sociales es algo confuso: no se sabe si se está en un museo digital de la NASA, en la cuenta de un ambientalista o en el acervo de un retratista prodigioso. “Es increíble que la gente te reconozca y hasta te invite a comer a su casa sólo porque le gustaron las fotos que tomaste”, comparte este hombre que acaba de publicar su primer libro, Territorios (2019), editado por Sexto Piso y financiado por BBVA.

Durante la presentación de su libro, que se llevó a cabo en la Torre BBVA de la capital, Arau demostró que ser fotógrafo en la era digital no sólo es un gran negocio: también puede ser un camino a la fama. En tres horas, la gente no paró de pedirle autógrafos o selfies. No cualquiera puede presumir haberse tomado una fotografía con el hombre que retrató de cerca el incandescente cráter del Popocatépetl o la inclemente deforestación de la selva Lacandona.

Arau tiene una cercanía especial con este libro porque, aunque las redes sociales son el ecosistema donde alcanzó su punto álgido como fotógrafo, todavía guarda un vínculo emocional con lo físico. “Esto es una fotografía, esto y nada más”, dice mientras sostiene una de sus imágenes impresas. Un pensamiento lógico para alguien que desarrolló su carrera entre la era análoga y la era digital. Santiago es el síntoma de esos dos mundos aparentemente inconexos que hoy encuentran, en Territorios, un espacio de convivencia sin igual.

Se trata de un libro con más de 300 fotografías que pintan al México contemporáneo con sus luces y sus sombras. Porque México, asegura, es la tierra de las sierras prodigiosas y las tradiciones vernáculas, pero también el hogar de las urbes desproporcionadas y la contaminación asfixiante. “Me doy cuenta cuando subo mi dron en días de contingencia ambiental: no se ve nada, todo se ve negro. El cambio climático está sucediendo, aunque muchos líderes globales se empeñen en negarlo”, afirma.

Territorios es el resultado de un viaje incansable por la República Mexicana: más de 30 mil kilómetros recorridos por tierra y por aire en tres años. Hojear este libro es como ver una monografía de papelería de la República Mexicana, pero a color y con imágenes de altísima calidad, bromea Santiago. Hay costas con arena blanquísima, mares azul turquesa, selvas con infinitas tonalidades verdes y Chichen Itzá como nunca antes se había visto. La intención de Arau, sin embargo, también fue retratar aquellos lugares de los que siempre se lee o se escucha algo, pero no se conoce, como Ayotzinapa. “Todos sabemos lo que pasó ahí, pero rara vez nos preguntamos: ¿cómo es ese lugar?, ¿Quién vive ahí?, ¿Qué pasa ahí?”.