Por Óscar Roa
Lograr realizar una traducción al japonés de las fábulas de Esopo, no ha de ser tarea sencilla, mucho menos para los jesuitas del siglo XVII.
Como un poco de contexto histórico, la sociedad japonesa era extremadamente cerrada al tratarse de colonizadores europeos, o de cualquier otra nacionalidad, pero esto no evito asentamientos aislados de órdenes católicas en busca de la evangelización, tal es el caso de la orden jesuita que estableció un colegio en la isla de Kyushu en el año de 1593.
Pasarían 66 años antes de realizar la publicación de una traducción completa de Esopo al japonés, sobre todo de forma que pudiera adaptarse a las costumbres y tradiciones de los nipones. De esta forma, el nombre que se le dio al fabulista griego fue Isoho Monogatari.
En este libro de estilo xilográfico ilustrado, la obra se compone de 94 historias, de las cuales se encuentran 24 ilustradas. Así mismo, resulta un documento con alto valor histórico, no solo por la calidad del manuscrito, pues se cuenta con una cantidad baja de ejemplares de este tipo, sino por la documentación de la vida de Esopo, la cual tiene aún muchas dudas a responder.
En el siguiente enlace se puede ver el libro de Isoho Monotogari (Esopo), aunque solo es con motivo de exhibición del material pues, se encuentra en japonés antiguo, este es:
https://www.wdl.org/es/item/20165/view/1/1/
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