Krauze y el retorno del ogro filantrópico

En 1992 Chihuahua se convirtió en uno de los referentes del cambio democrático. Francisco Barrio Terrazas, abanderado del PAN, triunfó en las elecciones de gobernador, luego de una década de esfuerzos desde que fungió como alcalde de Ciudad Juárez.

Seis años antes, Barrio había perdido ante el priista Fernando Baeza, en una elección controvertida y en la que cundieron las denuncias de fraude.

Pero ese verano resultó distinto, entre otras cosas, porque el empuje del candidato estuvo acompañado de un enorme esfuerzo de observación ciudadana.

Enrique Krauze era uno de los referentes del compromiso que, desde la sociedad, se tenía con la democracia y sus procedimientos. Se trataba de lograr jornadas electorales en limpias y en la que la decisión en las urnas se respetara.

Recuerdo aquellos días porque significaron que el PRI podía ser derrotado y que no estábamos condenados a vivir en un sistema cerrado y sin opciones.

El papel de las organizaciones de la sociedad civil resultó indispensable para evitar tentaciones que quisieran desdibujar lo ocurrido en las casillas.

Se trataba de proteger el voto, en cualquiera de sus sentidos y no de pretender que existía una vanguardia sabía que tenía una una visión de lo que era mejor para el estado y el para el país.

Krauze proviene de una tradición liberal, muchas veces incomprendida, que tenía, ya desde entonces, su eje en la crítica del viejo ogro filantrópico y de todos sus instrumentos.

Desde muy joven se comprometió con causas sociales y desde ahí empezó a observar y comprender el pasado mexicano.

Junto con Octavio Paz, hizo señalamientos puntuales al sistema político y al PRI, pero lo amplió también a la ausencia de un compromiso claro de la izquierda con la libertad y la democracia.

Por eso, para él, era importante que la marcha a la democratización se estableciera en normalidad del sufragio, en el procedimiento que permite nombrar y remover gobernantes sin necesidad de la violencia y bajo el manto de un ropaje común: el Estado de derecho y el respeto a las diferencias

Esto es importante tenerlo claro, porque la construcción democrática de nuestro país no inició en julio pasado y más bien tiene una enorme tradición en la que no participaron muchos de los que ahora la disfrutan.

Krauze, por ello, es un referente de la búsqueda de una sociedad mejor y ello se puede constatar en su amplia obra y en el pulso de Vuelta y Letras Libres.

La vida es de círculos. Hoy Krauze enfrenta acusaciones injustas y quizá haya que entenderlas por la restauración del pasado que estamos experimentando.

El viejo ogro filantrópico está de vuela, con sus promesas y acechanzas, aunque ahora tendrá que enfrentarse a una sociedad más participativa e informada.