Por Osvaldo Córdova
Este año en Cannes no sólo se ha podido apreciar buen cine, sino también nos ha invitado a viajar alrededor del mundo a lugares como la Ciudad de México, Roma o Kabul, pues varias de las cintas seleccionadas tienen a la ciudad donde se desarrollan como un protagonista omnipresente.
Y es que en sus creaciones, los cineastas no han querido que los lugares donde filmaron sean simples marcos de referencia de sus historias, sino que los han convertido en personajes de pleno derecho.
Gael García en “Chicuarotes” nos lleva a la Ciudad de México para adentrarnos a San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, una de las zonas más coloridas del país.
A través de la historia de Cagalera y Moloteco, el director hace un recorrido de esta frenética megalópolis y reflexiona acerca del pasado y presente de la Ciudad.
Por su parte, Abel Ferrara en “Tommaso” nos lleva de excursión a conocer la vida cotidiana de Roma.
La cinta filmada en estilo de documental hace posible que nos adentremos a los mercados, parques o bares locales que visitan los habitantes de la capital de Italia al dejar un poco de lado los lugares turísticos tradicionales.
Quentin Tarantino dio una “manita de gato” a Los Ángeles, lugar donde se desarrolla “Érase una vez… en Hollywood”, al mostrarnos como era la ciudad en la década de los 70.
Desde las colinas en las alturas de Los Ángeles a los resplandecientes cines y “diners” de Hollywood Boulevard, el cineastas, nos ofrece un retrato vibrante de la ciudad californiana, símbolo del cine estadounidense.
En “The Swallows of Kabul”, Zabou Breitman y Éléa Gobbé-Mévellec nos presentan la capital de Afganistán, pero lo hacen no en imagen real, sino mediante animación.
Es así como a través de dibujos podemos ver a esta ciudad en ruinas, ocupada por los talibanes, e imaginarnos la belleza y esplendor de la que gozó antes de la guerra.
Imágenes Cannes