Porque perder a un familiar duele, porque nunca estamos preparados para eso. Porque es tener que acostumbrarse a su ausencia, sin siquiera habérnoslo preguntado antes. Habrá quién crea que hay unas pérdidas que son más dolorosas que otras, pero yo creo que todas son iguales.
▶ Es un torbellino de sentimientos que te estremece el alma, que te destruyen tu paz, que te hacen caer en caída libre y no saber cómo reaccionar.
Una imagen que duele por el solo hecho de ver a Aarón, hermano de Norberto, a quien le arrebataron la vida, siendo secuestrado y después alejándolo de los suyos, de una manera violenta y desoladora.
En la publicación Ante el dolor de los demás, de Susan Sontag, desarticula reflexiones acerca de Virginia Woolf, sobre las raíces de la guerra y de las distintas interpretaciones, a las fotografías que muestran muerte y dolor.
Rescato dos puntos, el primero que es el cómo una imagen puede transmitir una o más emociones. “La vista está conectada con el cerebro; el cerebro con el sistema nervioso. Ese sistema manda sus mensajes en un relampagueo a los recuerdos del pasado y a los sentimientos presentes”.
Entonces al ver a Aarón llorar con esa intensidad, con esa angustia e impotencia, por saber que su hermano no sólo se fue, sino que queda en suspenso el dolor que pudo haber sufrido, la injusticia cometida por desconocidos que con la frialdad de un psicópata, decidieron sorprender a Norberto, al salir de su Universidad, para después bajarlo de su auto color blanco y más tarde, utilizarlo como presa y exigir un rescate, que no le ayudaría en nada, que sin saberlo, lo dejaría envuelto en colchas y lleno de angustia y de tormento.
▶ La fotografía de Galo Cañas, fotoperiodista de la agencia mexicana Cuartoscuro capturó este momento de desconsuelo; y cumple con la máxima del periodismo “volver real” un sentimiento, para quienes nunca estuvimos en la escena.
Lo que me lleva al segundo punto de la publicación de Sontag, en donde las fotografías objetivan, porque llegan a convertir un hecho o el sentimiento de alguien, en nuestro. “Las fotografías son un género de alquimia, por cuanto se las valora como relato transparente de la realidad”.
Pocos fotógrafos se animan a capturar el dolor ajeno, hay que tener mucho valor para levantar la cámara, enfocar tu lente, (quizá tres o cuatro segundos) y accionar el gatillo hasta escuchar un “click” que siente pena ante lo que ve, pero que su instinto de informar sobrepasa ese temor.
Este momento capturado por Galo, transmite y nos hace sentir, la tristeza que los familiares y amigos de Norberto sintieron en la misa realizada en la Universidad del Pedregal, donde allí estudiaba.
No hay palabras para describirlo, pero la imagen nos sucumbe en una tragedia ajena, que se convirtió nuestra. QPD Norberto.