Entre nubes grises que dificultan la respiración y la vista, millones de transeúntes contemplaban los cielos despejados que ya habían olvidado, proyectados en inmensas pantallas que contrastaban con la realidad contaminada de la ciudad.
No se trata de la Ciudad de México, ni tampoco de alguna película sobre futuros distópicos, sino de China en 2014. La nota sobre este suceso se ha compartido nuevamente debido a las condiciones actuales de la capital mexicana, como una advertencia sobre los riesgos que aguardan de no tomar consciencia y acciones eficientes en materia ambiental.
Cuatro de los cinco países más contaminados están en Asia, tan sólo en India se encuentran 15 de las ciudades más contaminadas del mundo.
Sin embargo, el continente no sólo nos ofrece ejemplos fatídicos, también cuenta con casos interesantes de los que se podrían tomar lecciones adecuándolas a nuestras condiciones y necesidades particulares. Me refiero al caso de Singapur.
Ese pequeño país isleño al que me he referido en reflexiones previas, ha tenido una metamorfosis positiva en cuanto a la calidad de vida de su gente.
En 1970, justo después de su formación como nación independiente, se había declarado a la ciudad-estado como una zona de desastre ambiental por los altos niveles de contaminación que presentaba. Hoy en día, es una de las ciudades más verdes del mundo.
En efecto, transitar por las calles de Singapur pareciera como pasear por un inmenso jardín en el que la urbanización y el ecosistema se entremezclan dando como resultado unos paisajes surreales que, además, recolectan lluvia y energía solar. Aunado a lo anterior, es uno de los principales países participantes en la campaña global “BreatheLife” (respira vida) de la OMS, ONU y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC, por sus siglas en inglés) que busca mejorar la calidad del aire con la participación de ciudadanos y ciudades.
Mantener el paraíso no es sencillo. Las leyes son muy estrictas y tirar basura en las calles te hace acreedor a una multa cara y, de repetir la falta, trabajo comunitario limpiando y arreglando espacios públicos. Evidentemente, las medidas coercitivas son en sí una forma efectiva de conseguir que la población respete y siga las medidas ambientales, no obstante, la experiencia de vivir entre la bruma asfixiante es también un aliciente.
En 2013, Singapur vivió su peor crisis ambiental con un índice de contaminación del aire de 371 puntos (en la Ciudad de México superamos los 150 en esta semana), ocasionada por los incendios en Sumatra, Indonesia.
En cierta medida, el futuro distópico de las novelas de ciencia ficción ya nos ha alcanzado en elpresente. El cambio climático y la contaminación son retos que debemos tomar con seriedad. La pregunta es ¿estamos listos para concientizarnos y tomar acciones desde lo individual hasta lo comunitario?
• Es especialista en geopolítica asiática, la relación
India-China y sus arsenales nucleares. @alikaboe