“La compasión y la belleza nos redimen”

POR MARTHA ROJAS

Entre el poeta y grabador inglés William Blake y la escritora y poeta Adriana Díaz Enciso, hay algo más en común que la poesía. Ambos, creen que la belleza y la compasión son lo único que puede redimir a las personas.

Ciudad doliente de Dios (Alfaguara, 2018) —escrito por la narradora mexicana, radicada en Londres— aborda la historia de una niña de nombre Cristina, a quien sus padres abandonan a muy temprana edad en un orfanato. Ella se da cuenta de que su destino le depara algo más que al resto de las personas. Tras un fiebre intensa, la menor despierta sabiendo un lenguaje preciso y bien desarrollado, con conocimientos que la harían pasar por una persona sabía y mucho mayor a lo que en realidad es.

“Este libro está poblado de muchos personajes que simbolizan las cualidades especiales de los seres humanos. Algunos están inspirados en los personajes que aparecen en los Libros proféticos de William Blake, que desentrañan con hondura, lucidez y no poca extravagancia las raíces del sufrimiento humano, y que si había en ellos algún atisbo de redención, había que buscarlo en su enunciación de la compasión y la belleza”, explica desde Londres, la autora en entrevista telefónica a ContraRéplica.

Practicante del budismo tibetano y fanática de la literatura de Blake, la poeta contó que la travesía para redactar esta novela comenzó 20 años atrás. Dos décadas en las que pasó preguntándose ¿cuál era el significado del dolor humano? Y si existía algún tipo de redención. Al final surgieron más preguntas que respuestas y Ciudad doliente de Dios, en la que la ensayista muestra su delicada escritura.

“Cristina es capaz de atravesar el mundo tangible y la realidad espiritual, es la encarnación de Enitharmon, uno de los personajes centrales en la cosmogonía de Blake. Casi todos la novela está habitada por sus personajes. Mis protagonistas buscan una ciudad sagrada en donde el dolor humano es aliviado con amor y belleza infinitas”, agregó la narradora.

Aunque en el escrito la ciudad mencionada no está ubicada en un lugar geográfico definido, los lectores pueden ver reflejados atisbos de la imponente Ciudad de México, rasgos de Londres y otros que sólo pueden crearse con literatura y fe.