Pues simplemente es una realidad.
Por más que se pretenda disfrazarla, negarla o culpar incluso a amparos judiciales de ella, la desaceleración del sector turístico, que venía al alza desde 2011, es un hecho. Lo refiere el Inegi y se complementa con el estudio cuatrimestral que realiza la Universidad Anáhuac.
De acuerdo con cifras de los Indicadores Trimestrales de la Actividad Turística del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, durante el primer trimestre de 2019 el PIB del turismo registró una contracción de 0.8 por ciento en comparación anual. Al interior del sector turismo, el rubro de los servicios fue el que perdió dinamismo de manera pronunciada con una caída anual de 0.8, mientras que el rubro de los bienes turísticos registró una caída de 0.3 por ciento.
Recupero un análisis de estas cifras publicado en el periódico El Economista: En la comparación inmediata también se registraron números negativos. En el lapso enero-marzo el producto total generado por el turismo en el país cayó 0.1% en relación con la producción total de octubre diciembre del año pasado.
El consumo turístico que registró resultados negativos durante este inicio de año fue el interno. Por primera vez en dos años cayó nivel de compras de bienes y servicios turísticos de los habitantes nacionales, en los primeros tres meses de 2019 este consumo nacional fue 2.8% menor que el mismo periodo del año pasado.
En la comparación inmediata, se observa la tendencia negativa que sigue el consumo turístico entre nacionales. Cada vez son menos los mexicanos que consumen turismo, en enero-marzo la caída fue de 0.6% respecto del trimestre previo, con este resultado se unen cuatro caídas al hilo.
La Facultad de Turismo de la Universidad Anáhuac publicó esta semana su Panorama de la Actividad Turística del segundo cuatrimestre del año, en el que se refiere a la desaceleración: En términos generales, los resultados obtenidos en el sector turístico mexicano durante los primeros cuatro meses del año confirman un patrón de desaceleración y, si bien en algunos casos existen resultados positivos, en otros casos se aprecian algunos comportamientos de decrecimiento.
En respuesta, Miguel Torruco, secretario de Turismo, respondió que la caída del PIB turístico de 0.8 por ciento se da porque en 2018 éste incluyó el periodo vacacional de Semana Santa y Pascua.
Y fue más allá al asegurar que los amparos que enfrentan los grandes proyectos de inversión pública del país han retrasado los flujos de recursos que alientan la generación de empleo remunerado, conteniendo la demanda agregada total de bienes y servicios que genera el consumo turístico interno.
Ni amparos, ni estacionalidad. Es una realidad que ante la realidad económica menos mexicanos viajan y ante la ausencia de promoción, la inseguridad y fenómenos como el sargazo en el Caribe, el turismo extranjero se debilita.
Una nueva tormenta perfecta asola a un sector que venía boyante.
•Periodista y consultor de la industria turística.
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