Me senté a escribir esta columna muy inspirado, cantando “La felicidad, no es un puerto/ la felicidad, no es un lugar/ la felicidad es una forma de navegar por esta vida que es la mar”. (Si leíste cantando, bienvenido, eres generación OTI).
Y es que no es para menos, nuestro amado líder dice que “hay un ambiente de felicidad, que el pueblo está muy contento, mucho muy contento, feliz, feliz, feliz…” y como todos somos “el pueblo mexicano” todos deberíamos compartir el mismo sentimiento aunque en esta ocasión yo tengo otros datos.
Los mexicanos tenemos la medalla de oro y todos los récords mundiales en el famosísimo arte de “hacerle al drama”. Cuando nuestro amado líder es criticado, sus huestes indignadas y furibundas se lanzan a gritos y sombrerazos contra quienes se atreven a criticarlo y denuncian complots y conjuras malignas porque a su juicio nuestro amado líder es infalible y la crítica es pura mala leche de los neoliberales, conservadores, fifís, pirrurris que anhelan el fracaso de la 4T, entonces se les borra la sonrisa del rostro y se acaba la felicidad o al menos se amargan la tarde.
Pero ocurre lo mismo con esa masa amorfa a la que generosamente llamamos oposición. Haga lo que haga y diga lo que diga, la oposición se amarga retefeo y todo lo convierten en drama nacional como ocurrió el viernes pasado con una nota de Milenio que anunciaba: “AMLO aparece en nuevos libros de Historia de primaria”. El encabezado fue suficiente para acabar con la alegría de una buena parte de los mexicanos.
Más tardaron los editores en subir la nota que los enemigos del presidente en rasgarse las vestiduras y más porque minutos después comenzó a circular una portada falsa del libro de historia de 5º de primaria en la que aparece nuestro amado líder con la bandera nacional en la mano y un águila real, la del escudo, que lo sobrevuela, cual si fuera la versión 4T de La Patria, de Jorge González Camarena, o uno de esos viejos calendarios donde los guerreros aztecas eran representados como campeones mundiales de fisicoculturismo.
Y sobrevino el drama: “Claro, es el culto a la personalidad”, “es indignante el protagonismo del peje”, “solo le importa su imagen”, “quieren adoctrinar a nuestros niños”, “están escribiendo la nueva historia oficial”. Y sin embargo, bastaba leer la nota para saber que la única mención de López Obrador en el libro de texto dice así: “A partir de ese año y hasta 2018 Enrique Peña Nieto, del PRI, ejerció el periodo presidencial y en 2018 fue elegido presidente Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Juntos haremos historia”. Es todo.
Dejando a un lado la terrible redacción de este fragmento, es normal que López Obrador aparezca en el libro de texto del presente ciclo escolar, es parte de la historia reciente de México y nadie lo puede negar por más dramas y berrinches que hagan sus detractores.
Pero también es un hecho que el gobierno de la 4T está escribiendo una nueva historia oficial acorde con la peculiar interpretación de nuestro amado líder, aunque nunca tendrá el impacto que tuvo la historia oficial con la que nos adoctrinó el sistema político priista durante la segunda mitad del siglo XX.
Desde que se creó la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito en 1959, el libro de historia se convirtió en un catecismo de historia patria con el cual los mexicanos comunes y corrientes aprendimos una sola verdad histórica, sesgada y maniquea, cómoda para el sistema político y a modo con su retórica y su discurso.
La academia formó grandes historiadores, pero sus investigaciones nunca permearon al grueso de la sociedad —la divulgación era nula—, así que no había forma de confrontar la historia que nos recetaron los gobiernos priistas con otras interpretaciones.
Pero los tiempos cambian y frente a la nueva historia oficial, hoy la sociedad sí tiene forma de confrontarla y cuestionarla gracias a la divulgación y a que la oferta historiográfica es amplia, biografías, ensayos, crónicas, monografías de distintas tendencias se consiguen hasta en el supermercado —en Cotsco llegaron a regalar un refresco y un Hotdog en la compra de Érase una vez México 1—.
Así que nada de dramas, la historia oficial será una interpretación más, dicho lo cual, venga, cantemos: “La felicidad es una forma de navegar por esta vida que es la maaaar”.