La 4T no es, no será una cacería de brujas. Aquí no se somete a nadie al peso de la autoridad: ni a los que practicaron la corrupción en la administración de Peña, ni a los que lo hicieron en las filas perredistas siempre y cuando voten comme il faut en la Cámara, ni a la teacher Gordillo, ni por supuesto a los profes de la CNTE, a los que ya se les olvidó que son compañeros de ruta, pero lo serán siempre por mucho que nos peguen o nos secuestren, porque el amor del Tlatoani es inabarcable.
Y es que el término cayó en desuso, pero el espíritu vive: esta es la República Amorosa.
Dicho esto, me permito, Líder Supremo, usar una imagen futbolera a modo de humildísimo llamado: es hora de apretar la pierna, y con esto quiero decir: de apretar la pierna con algunos integrantes de su equipo. Lo dije antes: el Líder Supremo no los necesita. Él, en su sabiduría infinita, es su propio director de Pemex, titular de Hacienda, vocero, secretario de Energía, promotor de la cultura (¿no les cuesta contener las lágrimas cuando comparte poesía en Twitter?), jefe de seguridad nacional, secretario de Gobernación. Nuestro líder es, sí, el hombre-Estado. Y no obstante, permite que algunos privilegiados, algunos hijos pródigos, trabajen a su lado y reciban la luz de su sabiduría.
¿Qué papel toca a esos privilegiados? El de apóstoles: llevar su palabra, compartirla.
Bien, algunos de esos apóstoles han resultado incapaces de tan alta misión. Ejemplos sobran: el camarada Jiménez Espriú dice que en la clausura de Texcoco no gravitó la corrupción, el Supremo Líder tiene que corregirlo; el subsecretario de Hacienda Arturo Herrera dice que no se va a construir Dos Bocas, el Padre de Pueblos dice que cómo que no; el propio Herrera asegura que se va a reinstituir la tenencia, el Keynes de Tepetitán dice que lo que diga su dedito; Esteban Moctezuma lanza una Reforma Educativa, el Primer Pedagogo de la Patria se la echa para atrás entre mimos a la CNTE.
¿No está llegando la hora de repensar algunos nombramientos, Padre Bondadoso? Como ya dije antes, podría dar la impresión de que usted, en vez de ese Plan Maestro para llevarnos a Utopía, lo que tiene es un gobierno improvisado, con una curva de aprendizaje tipo experimento con la inteligencia de los invertebrados, es decir, una especie de kínder cuyas colegiaturas, carísimas, las pagamos los ciudadanos, perdón, el Pueblo Bueno.
En ese sentido, la Orden de Macuspana, el reconocimiento semanal a aquellos servidores que se entregan más devota, más acríticamente a la 4T, va, por fin, para Jenaro Villamil, jefazo del Sistema Público de Radiodifusión. Luego de años de promoverse como periodista independiente, luego de jurar que la TV del gobierno sería pública y no del gobierno, se planta y no sólo mantiene íntegras las mañaneras de nuestro Tlatoani, no solo tuitea desde su cuenta privada harta declaración de nuestro Líder, sino que despide sin trámites a Fernando Coca, que pretendía hacer una investigación sobre la corrupción en el sexenio pasado. Bien por eso: a quitarse los pudores. Sobre todo con argumentos tan brillantes como que Coca era un “caballo de Troya” para que entraran las televisoras privadas, que como todos sabemos mueren de ganas de meterse a Canal 14.
Que la 4T le dure por siempre, camarada Villamil. Imagínese, volver a venderse como independiente en la iniciativa privada..