La llegada de los jesuitas a México

Por Óscar Antonio Roa

Es común escuchar en la Historia de México la expulsión de la Compañía de Jesús de nuestro territorio, por lo menos en dos ocasiones, pero hay es necesario explicar el por qué de su llegada.

El contexto histórico, para no hacerlo muy amplio, se remonta a la consolidación de los reyes católicos, Fernando II de Aragón e Isabel de Castilla, quienes lograron reconquistar el territorio perdido a manos del Califato árabe establecido en España; también, de aquellos reinos divididos disidentes como el de Nueva Granada. Todo ello debía ser logrado por medio del apoyo de los entonces Estados Pontífices; sin embargo, sumidos en una especie de guerra interna, el reinado español debió realizar la tarea por sí mismo. Lo anterior no quiere decir que no contaran con el permiso del Papado.

Dentro de los permisos otorgados surgió uno de vital importancia para las coronas de esos tiempos, el Patronato Regio, este permitiría a las monarquías hacer responder a las órdenes religiosas ante ellos o cualquier representante del monarca, tanto en sus actividades cotidianas, como en sus finanzas. Además, esto surgió debido a los territorios recién descubiertos en América, donde existía una gran población lista para evangelizar.

Fue debido a lo anterior que, las distintas órdenes religiosas del clero regular comenzaron a hacer sus labores religiosas en los nuevos territorios y, todas y cada una de ellas respondían directamente al Virrey, menos una, la que llegó de manera tardía, la Compañía de Jesús. La razón se encontraba en sus votos, aunque fueran los mismos de las otras órdenes (castidad, pobreza y obediencia), la obediencia de los jesuitas era directamente para el Papa.

Ante la creación del Antiguo Colegio de San Idelfonso, el rey Felipe III otorgó el Patronato Real al virrey en turno, al ser un permiso otorgado directamente por el Papa, no se violarían ninguno de los votos de los jesuitas; no solo eso, fue gracias al acuerdo mutuo entre la orden y el virreinato que el Colegio de San Idelfonso llegó a ser uno de los más respetados por la sociedad novohispana.

Información de Agencias

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