En Europa, desde los siglos XV al XVIII, ocurrió la cacería de brujas: una persecución sistemática contra personas acusadas de hechicería y pacto con el diablo. Los cálculos estiman que hubo más de 60 mil personas asesinadas cruelmente, después de ser sometidas a inhumanas torturas. Entre el 75 por ciento y el 90 por ciento de casos corresponde a mujeres.
El significado de bruja
surge alrededor del siglo XIV. Se trata de mujeres, principalmente, acusadas de servir al diablo para obtener poder
y conocimientos con el fin de curar o dañar. Se creía que las brujas tenían poder para provocar tormentas y rayos, así podían
destruir cultivos. Hacían reuniones para rendir culto a satán (aquelarres), en ellos ofrecían sacrificios, practicaban orgias e ingerían fórmulas mágicas (drogas). También se les acusó de asesinar a niños y utilizar sus cuerpos como ofrendas o ingredientes.
Muchas de las mujeres perseguidas
eran campesinas de origen humilde y edad avanzada. La mayoría eran cocineras, curanderas, nanas, perfumistas y, sobre todo, parteras. Los estudios sobre el tema señalan que fueron mujeres portadoras de una serie de conocimientos, transmitidos de generación en generación, que formaban parte de la memoria popular. En ellos, había reminiscencias de cultos y creencias tan antiguas que incluso se remontan al neolítico. Eran saberes sobre la fertilidad, la agricultura, la influencia de los astros y las propiedades curativas de varias plantas. Con esos saberes las mujeres campesinas ayudaban a tratar enfermedades de la gente que no podía acceder a médicos.
Hay varios factores que explican la
intolerancia en contra de ellas. Primero, la iglesia trata de recuperar su autoridad y obligar a seguir un canon de normas sobre la conducta y la moral. Luego, los Estados modernos intentan eliminar las creencias populares para expandir el modo de vida urbano; buscan debilitar la organización de los campesinos y su sistema de bienes comunales. Pero quizá uno de los factores más importantes por los que las brujas eran tan peligrosas, era por sus conocimientos sobre la sexualidad y la vida. Silvia Federici, en su libro Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, explica que la caza de brujas fue clave para la consolidación del capitalismo en Europa. Permitió ejercer un control sobre el trabajo y el papel reproductivo de las mujeres; se delimitó su lugar en las relaciones económicas, se criminalizó el poder que podían ejercer sobre
su propia capacidad reproductiva, su sexualidad y sus bienes. Se les confinó al ámbito doméstico y la libertad sexual femenina se asoció a lo maligno.
La creencia de la bruja que vuela
en un palo de escoba probablemente remite al consumo de mandrágora, una planta alucinógena que untada sobre un palo se introducía en la vagina para absorber los alcaloides y crear un efecto psicotrópico. La idea del vuelo, puede tener un significado ligado a la independencia sexual y al desacato del control masculino. La mayor parte de brujas fue acusada de manera arbitraria para expropiar sus bienes, para controlar el cuerpo y su trabajo femenino. Las brujas fueron y siguen siendo víctimas del mal.
•Antropólogo y maestrante en Ciencias
Sociales. Analista del arte contemporáneo,
la cultura popular y las culturas
contrahegemónicas en América Latina.
@ecoamarillo