Se acerca la fecha fatal en que el PAN perderá Puebla y Baja California, estados emblemáticos para ese partido.
Se aproxima el día en que el PRI posiblemente pierda su registro legal en Baja California. Pocos creen que el PRI tendrá una sola victoria, cuando menos municipal, en las elecciones de 2019. Estamos frente a otro año de resultados devastadores para los partidos tradicionales. En el caso particular de Puebla, resulta llamativo constatar que todas las encuestas reflejan una amplia delantera para Miguel Barbosa.
Digo llamativo porque en vista del descrédito moral de Barbosa (acentuado después de su extraña campaña publicitaria con imágenes celestes y una mujer dando la espalda), uno hubiera supuesto que la coalición postulante de Enrique Cárdenas podría desarrollar una campaña más exitosa. De Jiménez es difícil opinar porque la intención de voto favorable al PRI disminuye todos los días a nivel nacional.
El hecho es que la oposición o lo que queda de ella, rendirá más plazas el día de la jornada electoral. La hegemonía de Morena se consolida y dado el final de la etapa pluralista mexicana (un breve período de 22 años en la historia de México) sólo queda preguntarse qué tipo de gobernador será Barbosa. A juzgar por los antecedentes, Morena ha dado malos resultados a nivel local. Lo mismo Cuauhtémoc Blanco que Cuitláhuac García ya se perfilan como íconos de la muy mala gestión de una gubernatura. Morelos y Veracruz presentan una imagen de descontrol en la seguridad pública y han terminado por reconocer su incapacidad institucional para enfrentar el problema. Ya pidieron el apoyo de la Guardia Nacional. Ayer hablamos de la crisis ambiental en la Ciudad de México y la reacción tan poco afortunada que ha tenido Claudia Sheinbaum en estos días.
La capital del país también es presa de la inseguridad y Rubén Cortés ha documentado la preocupante cantidad de balaceras y muertes en menos de una semana.
Vemos entonces que esos candidatos impulsados por la popularidad única e indivisible de López Obrador no necesariamente se contagian ni de su carisma ni de su genuino liderazgo popular. No sabemos si Morena pagará las consecuencias de estas candidaturas o la popularidad presidencial bastará para seguir postulando a quien sea sin considerar sus aptitudes ejecutivas. Hay muchos rumores sobre la salud de Barbosa, pero más importante que eso ¿estará en condiciones de conducir al estado sin que se descomponga la seguridad pública, talón de Aquiles de los gobernadores morenistas?
Lo deseable es que a Puebla le vaya bien y tenga una racha de crecimiento, prosperidad y desarrollo compartido. Lo realista será mantener expectativas bajas. Los estadounidenses dicen que toda política es política local. ¿Seguirá beneficiando el factor nacional (la popularidad de AMLO) al local? ¿O los malos resultados de gobiernos locales afectarán la popularidad presidencial?
•Internacionalista y analista político:
@avila_raudel