Lilly Téllez

Estoy a favor del derecho de las mujeres a decidir, es decir, apoyo incondicionalmente la legalización del aborto. Me incomodaron las declaraciones y protestas de la senadora Lilly Téllez contra el pañuelo verde.

No conozco a la senadora y nunca la he visto. No obstante, mi desacuerdo con ella no me parece justificación para el desmesurado ataque dirigido a su persona. ¿No debería bastar con exigir que los otros legisladores voten contra su propuesta de prohibir el aborto? El sentido del parlamentarismo es, entre otras cosas, contrastar opiniones de todas las tendencias ideológicas y derrotar en el debate aquellas que se estiman erróneas.

Hace unos días, el talentoso artista Hernández publicó una caricatura en La Jornada representando a la senadora Téllez. El globo de diálogo arriba del dibujo de la senadora dice: “¿Quién puso este trapo en mi lugar?”, en referencia a las desaforadas protestas de Téllez contra la colocación del pañuelo verde en su curul. Lo interesante es el atuendo con el que Hernández decidió representar a la senadora. Aparece vestida con la burka y las prendas tradicionales de algunas mujeres de religión islámica en Afganistán.

En su libro La nueva intolerancia religiosa, la filósofa Martha Nussbaum expone los prejuicios y criterios discriminatorios occidentales desarrollados contra los musulmanes después de los ataques terroristas a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. La prensa de nuestros países produjo una cierta islamofobia que asoció todo lo negativo y retrógrado con la religión musulmana. Hasta donde sé, la pequeña comunidad musulmana mexicana no se ha pronunciado en torno al debate sobre la legalización del aborto en nuestro país. Han sido respetuosos del carácter laico de nuestra legislación. ¿Por qué asociar, entonces, la postura de la senadora Téllez con el islam?

Hernández, uno de los mejores caricaturistas políticos de México, trazó su cartón con calidad y sentido del humor, pero contribuye a la difusión de prejuicios y nociones negativas contra los musulmanes. Ni Téllez es musulmana, ni los musulmanes han manifestado su respaldo a la posición ideológica de la senadora. La postura liberal debería ser permitir la expresión de todas las corrientes de pensamiento e insisto, desacreditar aquellas que no se corresponden con el progreso mediante argumentos sustentados en la ciencia. Entiendo el razonamiento de Hernández y comparto plenamente su desacuerdo con la senadora Téllez. No coincido con la manera en la que manifiesta ese desacuerdo.

Su caricatura expone a una minoría religiosa a ser equiparada con las causas reaccionarias. Recordemos aquella frase atribuida erróneamente a Voltaire (es de Evelyn Beatrice Hall) “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.