Los arrebatos trumpianos.

Donald Trump, desde el inicio de su campaña electoral puso en el centro de su discurso a México: la migración y el narcotráfico. Sobre ello escribe por lo menos un par de ocasiones por semana y, no pierde oportunidad en acto público al que asiste en alternar la confronta, contra todos, son muy pocos a los que se salvan, ya no deberíamos de sorprendernos.

Ante sus constantes arrebatos fonéticos y digitales, lo mejor que México como país puede hacer es fortalecerse, buscar expandir su comercio internacional y en general sus relaciones internacionales. Es una realidad la vecindad geopolítica, pero es igual para ambos países.

Donald Trump les habla a sus simpatizantes, a esos millones de estadunidenses que por años estuvieron olvidados o, poco valorados por los gobiernos anteriores, a ellos les manda sus mensajes, se dirige y busca mantenerlos en su bolsa rumbo a la reelección que se avecina.

En días pasados, su nuevo embate fue amenazar con cerrar la frontera con México “no hacen nada por frenar la migración”, los alcances de sus amenazas llegan incluso a los políticos de su mismo país, “los demócratas no hacen nada, sólo han creado leyes débiles y absurdas”.

Las amenazas de Donald Trump han sido muchas, aquí un recuento…Construiremos un muro en la frontera con México y ellos lo pagarán…Retiraremos las inversiones millonarias que están fuera de los Estados Unidos y haremos grande a América de nuevo…

Haremos un nuevo acuerdo comercial con México y Canadá…Pondremos un alto al problema creciente de migración…y claro no podemos dejar de lado la creciente tensión con los gobiernos de China y Corea del Norte!

Sin duda que la forma de hacer política del presidente 45 de los Estados Unidos es diferente, por llamarla de alguna manera, el conflicto es su mejor terreno.

Muchos lo alertan de los difíciles terrenos que pisa, pero poco parece importarle. Es el jefe de los Estados Unidos y ya…

Donald Trump parece estar en conflicto con una gran mayoría, llámense políticos, deportistas o jefes de Estado o ciudadanos.

Será un hombre fuera de época, atípico, que echa mano de formas poco comunes para conducir los destinos de una nación, o ¿es acaso un empresario que supo entender el hartazgo ciudadano por los políticos y, mediante una campaña agresiva, de controversias y escándalos y, con un discurso siempre confrontador llegó por capricho o accidente a dirigir una de las naciones más poderosas del mundo? El tiempo lo dirá.

•Doctora en Relaciones Internacionales

ncalmarosa@gmail.com