Los cuerpos necesitan estar juntos, uno con el otro para no caer al vacío. De día suelen buscar libertar, pero de noche necesitan al propio o al ajeno que se pegue a él para dormir sin frío.
Siguen habiendo migrantes que aún tienen sueños, que aún idealizan su vida fuera de sus países de orígenes, lejanos de sus tierras y antepasados.
Esta imagen es de un grupo de migrantes de Centroamérica que duermen en el piso en el Parque Miguel Hidalgo, en Tapachula.
Un encuadre que si bien, me molesta un poco el corte de los pies del joven que duerme en medio de una mujer y un niño (supongo), le doy más peso a la unión de los cuerpos en posición fetal, que tirados allí sobre el suelo, pareciera que descansan un poco.
El fotoperiodista español Andrés Martínez Casares, de quien ya hemos hablado de su trabajo en este espacio, sabe lo que es documentar fotográficamente la migración, la gente que huye para encontrarse y la que no se detiene en el camino hasta encontrarse, tremenda paradoja.
A Andrés le gusta capturar los temas más humanos, incluidas sus tragedias; y aunque pareciera que fotos como estas son claras y obvias; es decir, vemos a tres migrantes descansando, él las toma con la intención de que su ojo invite a quien ve su trabajo, a analizar lo que en realidad sucede de fondo.
No son tres personas cualquiera durmiendo en el suelo, son tres centroamericanos que decidieron dejar su casa para ir a buscar un mejor empleo y una mejor vida a la que su país o ciudad les ofrece.
▶ Una decisión que por sí misma, no es fácil. Conozco gente que teme tanto en salir de su zona de confort o de su espacio, aún y que le esté yendo mal, por temor al cambio, por no saber qué pasará o si es que les puede ir mejor. Y ellos toman ese riesgo, a sabiendas que tienen poco, mucho o nada, pero le apuestan al peligro de caminar por calles desconocidas y carreteras que parecieran no tener fin.
Seguro tienen en su objetivo llegar a Estados Unidos, pero en su interior también pueden guardar una esperanza de encontrar una alternativa en alguna Ciudad de México.
No solo son los migrantes centroamericanos, sino ahora la ola de africanos que han cruzado desde Angola, Camerún y Congo que vienen a nuestro país de paso, o que deciden quedarse en las ciudades fronterizas.
La foto de Martínez nos comparte un momento de intimidad de quien no tiene nada, pero estando pegaditos, sienten que lo tienen todo, al menos para dormir.
Como diría Octavio Paz: “Dos cuerpos frente a frente, son a veces raíces en la noche enlazadas”.
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