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El pasado fin de semana se llevó a cabo la 55ª conferencia anual sobre política de seguridad internacional en Múnich, Alemania. The Munich Security Conference, es el mayor foro independiente que reúne a figuras de alto nivel de más de 70 países. Participan 40 jefes de Estado y de Gobierno, 100 ministros de Defensa y Exteriores, 600 expertos en políticas de seguridad, y empresarios.

Es una plataforma global única para que las élites internacionales analicen, debatan y acuerden políticas de seguridad con amigos y oponentes. Tiene como objetivo el desarrollar la cooperación internacional en el ámbito de la seguridad y búsqueda de vías de resolución pacífica de conflictos.

Este año, los temas centrales de la reunión giraron en torno a la nueva carrera armamentista nuclear ante la pronta terminación del Tratado de No Proliferación de Armas de Alcance Medio; la inseguridad surgida desde que Estados Unidos ya no está dispuesto a desempeñar el papel de garante del orden internacional; el camino que tomará Europa para velar en mayor medida por su propia seguridad en tiempos del Brexit; el creciente extremismo nacionalista de derecha, y las tensiones con Rusia. También se ha buscado un camino hacia una postura uniforme de Occidente en sus relaciones con Irán y la situación de Venezuela ha sido señalada como uno de los problemas más preocupantes que vivimos en materia de seguridad continental. La seguridad cibernética; el futuro de la alianza transatlántica; las relaciones entre el cambio climático y los conflictos han sido otros temas de la agenda.

La conferencia en Múnich estuvo llena de tensiones y recelo, principalmente entre la postura de Estados Unidos y Alemania, síntoma de la destrucción del viejo orden mundial y la creciente competencia entre las potencias mundiales. Ha comenzado una nueva era de lucha por el poder entre Estados Unidos, China y Rusia, los perturbadores del ‘statu quo’, y por cierto vacío de poder en el orden internacional liberal. Donald Trump, se ha enfrentado al orden internacional actual, no cree en los pactos multilaterales ni en las organizaciones internacionales. China y Rusia se han aliado para desafiar a Occidente, pero se espían mutuamente porque son rivales en la arena geopolítica. Europa, ocupada en sus propios conflictos nacionales y regionales, no participa en esos juegos de estrategia. El orden mundial liberal parece estar cayéndose a pedazos.

El desbaratamiento del orden mundial es evidente cuando observamos que se han multiplicado los conflictos internacionales. Las guerras locales se han incrementado y están escalando más rápido al escenario internacional. La violencia vuelve a desempeñar un papel prominente en nuestras relaciones internacionales, el riesgo de una guerra entre grandes y medianas potencias ha aumentado.

Esta alarmante situación nos debe de mover hacia la reconstrucción del orden internacional, uno que sea abierto, democrático y basado en reglas.