La compra consolidada de medicamentos por 17 mil millones de pesos que realizará el Gobierno mexicano, por medio de una licitación internacional abierta, puede convertirse en un verdadero desastre.
El primer escollo es operativo, ya que en las bases se prohíbe que participen empresas de distribución de medicamentos. Estos es, los proveedores de medicinas tendrán que entregar sus productos en bodegas establecidas.
El grado de dificultad se eleva, porque el IMSS será el encargado de llevar la mercancía a los hospitales y las clínicas de todo el sector salud. En el Instituto no cuentan con equipo para ello, entre otras razones porque lo funcional era encargar ese tipo de traslados a grupos con los equipos adecuados, ya que muchos de los medicamentos se tienen que conservar en frío y requieren de medidas sanitarias específicas.
Tampoco existe la infraestructura de almacenaje que se requiere en estos casos y que está estipulada en la normatividad internacional.
Si se mira con atención, todo indica que caminaremos a una zona brumosa y que la salida de ahí será de pronóstico reservado. Es más, es probable que muchas de las empresas más confiables desistan de participar. Un dato. Tan sólo en la junta de aclaraciones sobre la propia convocatoria, se hicieron alrededor de 2 mil preguntas.
Es un despropósito que proviene de la idea de que antes todo se hacía mal y que detrás de cada procedimiento estaba el interés voraz de los corruptos.
La licitación se diseñó para sacar a grandes jugadores del negocio, pero no para promover una distribución eficiente y que además ya es urgente, porque se tendría que haber realizado desde hace meses.
Otro obstáculo es que el resultado de la licitación puede ser impugnado porque viola en Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y con otras naciones con las que también tenemos acuerdos.
La ley establece que, antes de realizar una licitación internacional abierta, se tienen que agotar las posibilidades con empresas nacionales y con las que forman parte de los países donde se cuenta con libertad comercial recíproca, entre ellas Colombia, Israel, Uruguay, la Unión Europea y Japón.
En todo caso, se tendría que contar con estudios de mercado que probaran que existen mejores condiciones de contratación con países que no tienen acuerdos con México, lo que no se hizo.
Pero, además, se abre la puerta a empresas internacionales que no suelen caracterizarse por sus escrúpulos y que no están sometidas a los mismos patrones de calidad, como pueden ser las que tienen su base de operaciones y producción en China.
Estamos en la antesala de lo que puede ser una crisis de sanidad, ya que el desabasto de medicamentos en los hospitales públicos puede llegar a niveles que no conocíamos.