Cuando una prefectura en la región de Xinjiang, en el noroeste de China, ordenó detener este mes los proyectos de minería de criptomonedas, Chris Zhu tardó una semana en trasladar las máquinas de sus clientes a Sichuán, más al sur.
Pero después de la mudanza recibió otra notificación: las autoridades de esta región también frenaron esa industria, en un año turbulento que le ha costado millones a su empresa.
"Estamos pensando en cómo irnos al extranjero", dijo Zhu, cuya empresa se encarga del mantenimiento de las máquinas de minería.
Se trata de uno de los empresarios y mineros que buscan salir a países como Estados Unidos o Kazajistán, ante el endurecimiento de las restricciones por parte de Pekín.
La criptominería es el proceso por el cual se genera en computadora una serie de secuencias numéricas complejas para acuñar la nueva moneda virtual y validar transacciones financieras, una tarea que requiere una importante potencia de procesamiento.
Las minas chinas impulsan cerca del 80% del comercio global en criptomonedas, pese a una prohibición local vigente desde 2017, gracias a su ventaja competitiva de tener energía y equipos baratos.
Pero varias provincias ordenaron recientemente su cierre.
La montañosa Sichuán llegó a ser la segunda mayor provincia minera de bitcoin, según datos compilados por la Universidad de Cambridge, que rastrea la principal moneda digital.
Las autoridades también ordenaron el cierre en las regiones de Mongolia Interior y Qinghai.
Más del 90% de las instalaciones chinas de minería de bitcoin han sido cerradas, según cálculos del diario estatal Global Times.
Con información de AFP
Imagen: AFP