Me gusta cuando la mujer se desinhibe frente a la cámara, cuando mira fijamente al lente y confronta su sensualidad con su intimidad.
Me gusta cuando la mujer se acepta tal cual es, cuando se da cuenta de que su cuerpo es suyo y puede ser como ella quiere, no como lo que los demás esperan tener.
▶ Me gusta cuando la mujer se sabe hermosa y a donde vaya lo proyecte. Que se agarre el cabello, que juegue con él como si fuera una de esas top model que han visto en videos de YouTube o en la tele, que contonee la cintura para inyectarle ritmo a la sesión.
Hoy en día hay más mujeres que buscan hacerse este tipo de fotos, en lencería o lo que comercialmente le llaman boudoir, sin importar la edad, sin tener un cuerpo de modelo, sólo siendo ellas.
Y eso me gusta, que se descubran siendo fuertes y seguras, teniendo 20, 30, 40 o 50 años. Que se hayan mirado en el espejo y hayan visto más allá de la textura de la piel o de la gravedad.
En esta foto tomada por Russell James, el profesional de la lente encargado de fotografiar a todas las ángeles de Victoria Secret.
A quien vemos en la imagen, desconozco su nombre y si lo supiera no lo escribiría porque me gustaría que todas se vieran reflejadas en ella.
Este hombre australiano y de 57 años ha hecho portadas de revistas como VOGUE, ELLE, Sports Ilustrated, InStyle, Bazaar y muchas más.
También ha aparecido en programas como America’s Next Top Model y Australia’s Next Top Model como fotógrafo invitado.
▶ Expone sus fotos por todas partes del mundo, como Nueva York, Shanghái, Berlín y Melbourne, por solo mencionar algunos.
Su calidad está puesta en cada imagen, en su capacidad por ofrecerle a las modelos y mujeres que fotografía, un espacio propio. Hacerse invisible y provocarles intimidad.
Cuando fotografío a mujeres en este tipo de sesiones, al principio inician con vergüenza e inseguras, pero basta con invitarlas a que se imaginen en su cuarto, con un espejo en frente e ignorándome por completo, es que comienzan a soltarse y a mostrarse más transparentes.
Así que por eso me gusta que la mujer tome su fuerza interior y la proyecte, que no tema ante los ojos desconocidos, porque lo que importa es que ella se sienta bien cuando se ve.
La feminidad como su arma de conexión al mundo. Su mirada como arma para conquistar.
Su cuerpo como demostración de la sensualidad al natural, que sólo una mujer puede gozar.
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