Por Óscar Roa
Uno de los artistas más influyentes del renacimiento fuera de Italia fue Alberto Durero, nacido un 21 de mayo, se recuerda su natalicio.
Ante una explosión cultural y artística en la ciudad de Nuremberg, Durero despertó su gran talento desde una edad temprana, comenzando con una serie de pinturas de paisajes en acuarela, así como dibujos y pinturas de sus autorretratos, mismos que resultaron de sus viajes a Estrasburgo y Venecia, lo cual formó su llamada etapa de aprendizaje. Posteriormente, ya entrada su etapa de madurez el pintor realizaría sus más famosas obras xilográficas la “Gran Pasión” y “El apocalipsis”, estas le valieron formar una estrecha relación con varios humanistas de la época.
Fungiendo como un destacado artista de la época, su facilidad artística lo llevó a realizar una gran cantidad de pinturas, grabados y dibujos, dentro de los que destacan: Adan y Eva (1507), San Jerónimo (1514), Maniquí Articulado (1525), entre muchas otras. Además, tuvo su gran aporte en el ámbito de la literatura, específicamente en la ciencia y filosofía, dejando un legado de libros, de los que destacan: Cuatro libros acerca de la proporción humana, La teoría de la fortificación de las ciudades, los castillos y los burgos; por mencionar algunos.
En recuerdo del 550 natalicio de semejante artista, se pone a disposición la colección de Durero en el Museo del Prado, al cual se puede acceder dando clic aquí.
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