No podemos condenar a nuestros niños

En su conferencia de prensa matutina, el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó que se terminó la entrega de recursos a intermediarios y, en el caso de las estancias infantiles, los apoyos se entregarán directamente a los padres de familia. El Presidente también explicó que cada bimestre recibirán la cantidad de 1,600 pesos por niño y serán las familias quienes decidan si lo destinan a estancias o si lo entregan a otra persona para cuidar a los pequeños.

El programa de estancias infantiles fue creado en 2006, fue un programa muy benéfico para las mujeres y en especial para las madres trabajadoras, que por primera vez fuimos apoyadas por el Gobierno. Representaron un avance, ya podíamos trabajar con tranquilidad sabiendo que nuestros hijos estaban bien atendidos y bien cuidados.

El problema no es a quién se da el dinero, si a las estancias o a los padres de familia. El problema es estructural, porque estos 300 mil niños que estaban inscritos en una estancia infantil, dejarán de asistir. Un niño en una estancia infantil socializa con otros niños de su edad, y existe un programa de estudio, deporte y la estimulación temprana que le sirve para desarrollar sus habilidades.

▶ En una estancia infantil un niño aprende todos los días incluso el compartir y competir con otros niños de su misma edad, esto lo prepara para su vida futura, donde tendrá que competir por un lugar para estudiar o por un empleo en una fábrica o en una empresa.

En días pasados el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, habló sobre que se encarguen a los menores con los abuelos y a estos se les pague la atención. No podemos exigirle a los abuelos que se encarguen de sus nietos, porque muchos de estos se encuentran enfermos, ya no tienen la energía para corretear por toda la casa a un niño pequeño.

El hecho de que el dinero se dé a la familia y no a la estancia infantil provocará que muchos niños nunca regresen a un espacio diseñado especialmente para ellos, porque tristemente las familias utilizarán ese dinero para las necesidades más inmediatas, y el hecho de mandarlos a una estancia infantil pasará a segundo término, con lo que esos niños se encontrarán en desventaja respecto de otros que reciben educación desde los primeros años de su vida.