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Nuestro hombre en La Habana

Nuestro hombre en La Habana

Columnas martes 11 de junio de 2019 -

Que La Habana haya sido lugar para las más disimiles conversaciones y encuentros, eso resulta indudable incluso antes del advenimiento de la Revolución Cubana en 1959. Antes de la era Castro fue lugar de mafias, trapos sucios del poder y espías tal como lo contó magistralmente Graham Greene.

▶ La llegada de Fidel Castro, mitificada por el discurso antiimperialista de los 60 y 70 sencillamente convirtió a la capital cubana en icono de la izquierda mundial. La pléyade de visitantes fue notable.

Astutamente el castrismo por un lado construyó un sólido aparato para las relaciones exteriores, a dos bandas, una de ellas netamente profesional, y la otra claramente ideológica. Jugó Cuba de esa manera en diversos tableros, La Habana fue espacio para diversos diálogos de paz y negociaciones, Fidel Castro de manera conveniente dio y quitó apoyos a regímenes de derecha e incluso dictaduras militares.

Los que dicen defender con firmeza una ideología, en verdad han demostrado con el paso del tiempo una enorme flexibilidad y adaptación. Se trata de una cúpula que se reinventa con tal de no perder el poder.

Así las cosas, resulta cuando menos llamativo que el hombre del poder de Venezuela, Diosdado Cabello, haya visitado Cuba.

Se trata de nuestro hombre en La Habana, para el ala chavista que busca no ser barrida por el huracán de la historia. Cabello, sin duda con mucho poder dentro de Venezuela, tanto o más que el de Nicolás Maduro, es también un pragmático aunque su discurso sea el más radical de todos.

Hombre de pocos viajes. Se cuentan con los dedos de una mano los países que ha visitado, al menos de forma oficial y pública, en la última década: Cuba, Haití, China, Brasil. En China ha estado varias veces, y han circulado versiones de que sería allí a donde enviaría a su familia cuando llegue la hora final del chavismo.

Esquivo con Cuba, a La Habana le tocó ir a negociar a inicios de 2013 en conversaciones a varias bandas, ya que en aquel momento un triunvirato se repartía el poder heredado de Chávez: Cabello, Maduro y el luego defenestrado Rafael Ramírez, por largos años al frente del sector petrolero.

▶ He vuelto a ver una fotografía oficial de aquella visita. Raúl Castro, en la propia pista de aterrizaje del aeropuerto de La Habana, no sólo le estrecha la mano a Diosdado Cabello, sino que lo hala con una mano. Con la otra le hace un gesto: al fin estás aquí.

Seis años después un solitario Cabello regresa a Cuba. La isla caribeña, para variar, sobredimensionada en su capacidad de incidir en la geopolítica latinoamericana. Pero Cabello no tiene muchos lugares a los cuales pueda recurrir o visitar, no en esta época.

En La Habana se habrá discutido del futuro, no lo dudo, y ya no es tan promisorio ni para Cabello, ni para Maduro, como tampoco lo es para Castro ni para Díaz-Canel.



Periodista e investigador de la
Universidad Católica Andrés Bello, en
Caracas.@infocracia

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/CR

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