Hay imágenes que trascienden por su mensaje, por la emoción que transmiten de algún evento trágico o de manera opuesta, de paz y armonía.
Así les comparto esta imagen de la semana pasada, cuando el papa Francisco decide agacharse y besar los pies de los líderes de Sudán del Sur al final de un retiro de carácter diplomático y ecuménico. Mario Bergoglio prestó su domicilio, la residencia de Casa Santa María, en el Vaticano, para realizar un retiro espiritual y reunir durante dos días a los enemigos de una de las guerras civiles más brutales y sanguinarias de los últimos años en Sudán del Sur.
Con un discurso de paz y de reconciliación, el papa Francisco se dirigió al presidente de Sudan del Sur, Salva Kiir, y el líder de los rebeldes, Riek Machar; y lo agrego porque me parece de lo más certero:
“A ustedes tres, que firmaron el Acuerdo de Paz, les pido como hermano: permanezcan en paz. Se los pido con el corazón. Sigamos adelante. Habrá tantos problemas, pero no se asusten, sigan adelante, resuelvan sus problemas. Ustedes han iniciado un proceso: que termine bien.”
Y luego cumplió con gesto histórico y se arrodilló y besó los pies de tres líderes que firmaron el documento de reconciliación.
La vicepresidenta de Sudán del Sur, Rebecca Nyandeng Garang, a quien vemos en la imagen, en donde se toma sus manos y las coloca frente a su nariz y boca en señal de que no puede creer lo que está viendo y mucho menos de ser testigo de uno de los actos más humildes que un líder puede tener.
Para quienes no son católicos o lejanos a cualquier religión, el acto de arrodillarse y besar los pies, remite a la cena de Cristo con sus apóstoles, cuando se levanta de la mesa, se quita sus vestidos, se arrodilló y tomando una toalla, se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la misma toalla.
Es una manifestación de humildad, ya que los apóstoles, en especial San Pedro se quedaron atónitos en cómo Dios se pone al servicio del hombre.
El Papa Francisco fortalece el mensaje, justo a unos días de iniciar la Semana Santa, de que la grandeza de todo cuanto existe, no radica en el poderío y en el someter a otro, sino en nuestra capacidad de servir al prójimo.
La misión de la Iglesia es servir, y la del papa Francisco es magnificarla y hacerla real y tangible para todos.
Ojalá que este acto de humildad y que pasará a la historia en los actos protocolarios rotos por la espontaneidad y sinceridad de un Papa como Francisco.
La fuerza de un suceso histórico que quedó capturada en foto y video, que no puede manipularse y no puede editarse.
El rostro de sorpresa de quienes fueron sorprendidos por el líder de la Iglesia, arrodillarse a sus pies.
“Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros”, (Jn 13, 15). Ojalá la Iglesia y los hombres y mujeres que decidieron como vocación servir, no pasen de largo este acto, que dejen de lado lo que el hombre desea para escuchar en realidad el amor con el que Dios los guió hasta allí.
“Paz hermanos”.
Tw: @lauragarza
Instagram: @lauragarzag
Web: www.lauragarza.com