Pese a alertas por incendios, Conafor sufre recorte de 60%

Más de 200 incendios forestales registrados durante la última semana en 18 estados de la República —más de la mitad del país—, algunos de ellos en la zona conurbada de la Ciudad de México, colaboraron a la mala calidad del aire, que derivó en la activación de la Contingencia Ambiental Atmosférica Extraordinaria en la capital y el Estado de México, y contribuyeron, también, a hacer de éste el año más crítico en ese rubro en los últimos tiempos en el país.

La Comisión Nacional Forestal (Conafor), encargada de prevenir, cuidar y combatir los incendios en los bosques y parques nacionales, perdió para este 2019, mil 200 millones de pesos de su presupuesto, que en total es de 2 mil 765 millones, que representa alrededor del 60 por ciento de los recursos que se le entregaron el año anterior.

En promedio, el recorte significa 100 millones de pesos menos al mes, lo que se traduce en menos inspectores y equipos contra incendios. Tan sólo el área destinada específicamente a prevenir y atender los incendios forestales en aquel organismo, pasó de 300 millones de pesos en 2018, a 150 millones pare este año.

El inusitado volumen de incendios, varios de ellos en el Valle de México, provocó la activación de la Contingencia Ambiental Atmosférica Extraordinaria por partículas PM2.5, por parte de la Comisión Ambiental de la Magalópolis, que incluye la aplicación de diversas medidas de salud y la restricción de actividades al aire libre sobre todo en las escuelas.

El balance inicial señala que la mayor parte de las conflagraciones es producto de descuidos humanos, si bien siempre está presente el tema de las sequías que se generan particularmente entre los meses de marzo, abril y mayo.

La Conafor tuvo en 2018 un presupuesto de 3 mil 963 millones de pesos, pero este año quedó en 2 mil 765 millones —mil 200 millones de pesos menos—, lo que se traduce en 100 millones de pesos mensuales menos para el trabajo de esta dependencia.

El recorte afecta las contrataciones de brigadas rurales de incendios forestales, que trabajan con el apoyo de cuadrillas oficiales, a las que también se les pagaba y ahora están reducidas al mínimo.