Por Dave Sherwood, Aislinn Laing y Natalia Ramos / Reuters
El presidente chileno, Sebastián Piñera, advirtió ayer que un rebrote de la violencia tras semanas de protestas estaba alcanzando un punto de inflexión, en medio de un nuevo aumento de ataques incendiarios y saqueos en todo el país.
“Llegó la hora de decir ¡basta!. El Gobierno está haciendo su trabajo con todos los instrumentos de la democracia y el Estado de Derecho", expresó Piñera en un discurso pronunciado fuera del Palacio de la Moneda, desde donde instó al Congreso a avanzar con proyectos de ley que presentó hace algunas semanas para reforzar la seguridad y endurecer las sanciones contra saqueos, barricadas y acciones de personas encapuchadas durante las protestas.
“Dentro de los próximos 60 días tendremos 4,534 policías adicionales y carabineros. Llegó el momento de que todos nos unamos en forma categórica en nuestros compromisos y voluntades para combatir la violencia y fortalecer nuestra democracia. La violencia puede causar un daño irreparable al cuerpo y el alma de la sociedad. Y la democracia tiene el deber de defenderse de enemigos como lo son aquellos que usan la violencia contra la sociedad”, agregó el mandatario.
Las movilizaciones en Chile por la desigualdad y los deficientes servicios sociales han dejado al menos 26 muertos y miles de heridos, según la fiscalía. También han obstaculizado el sistema de transporte público de la capital y dejaron miles de millones en pérdidas a empresas privadas.
"La violencia está causando un daño que puede ser irreparable al cuerpo y alma de nuestra sociedad", dijo el miércoles por la tarde el presidente de centroderecha Sebastián Piñera en una declaración en el Palacio de La Moneda.
El Ministerio del Interior informó que la policía arrestó a 915 personas el pasado martes, mientras que el número de "eventos graves" durante la noche casi se había duplicado desde el día anterior.
La noche del martes, una muchedumbre saqueó e incendió un importante hotel en la turística ciudad costera de La Serena, al norte de la capital. Hubo ataques similares contra oficinas comerciales, sedes de partidos políticos e instalaciones de un periódico en otras ciudades como Iquique, Valparaíso o Concepción.
Los esfuerzos de Piñera para sofocar la violencia hasta ahora han sido insuficientes, pese a las promesas de aumentar pensiones, salario mínimo y beneficios de atención médica. Los partidos políticos también llegaron a un acuerdo para avanzar hacia una nueva Constitución, pero el camino parece plagado de obstáculos mientras el malestar continúa.
Esta semana, Piñera envió un proyecto al Congreso para permitir que militares protejan infraestructura pública crítica, poco después que Human Rights Watch dijo en un informe que la policía chilena cometió graves violaciones a los derechos humanos en el control de las protestas.