¿ Qué se necesita para convertirse en migrante?: por lo regular, vivir en pobreza, conocer a fondo el hambre y el miedo, estar familiarizado con enfermedades previsibles, habitar en lugares agrestes, haber sido víctima de despojos e injusticias, y ser víctima de discriminación en sus lugares de origen, a lo largo del viaje y en los destinos, entre otros muchos aspectos que debiera considerar las autoridades al momento de diseñar su política en la materia.
Los flujos migratorios son tan antiguos como la humanidad misma, y de no haberlo hecho así los humanos estaríamos concentrados en África seguramente en condiciones físicas, económicas, sociales y culturales muy distintas.
Desde sus orígenes, el ser humano se ha mantenido en constante tránsito, sobre todo por sus necesidades de subsistencia y, en la actualidad, de sobrevivencia: millones de personas abandonan sus lugares de origen en busca de trabajo, oportunidades económicas, para reunirse con sus familiares o para estudiar, mientras otros lo hacen huyendo de conflictos bélicos, inseguridad, pobreza o de violaciones a sus derechos humanos, sin olvidad a quienes deciden mudarse como consecuencia de desastres naturales y factores ambientales: hablamos de un fenómeno mundial complejo.
La ONU estimó en 258 millones el número de migrantes registrados en 2017, que representaron 3.4% de la proporción de migrantes internacionales entre la población mundial, cifra ligeramente superior al 2.8% de 2000, calculada en 173 millones, mientras en nuestro país hubo un aumento superior a 2 mil 200% en sólo cinco años: durante 2013 se recibieron mil 296 solicitudes de refugio, cantidad que en 2018 se disparó a 29 mil 604.
Pero para entender el fenómeno migratorio los parámetros cuantitativos son insuficientes, pues se trata de un fenómeno netamente humano en el que quien lo vive en primera persona debe enfrentar situaciones muy difíciles.
En un momento en que Donald Trump, presidente de EU, anuncia el endurecimiento de sus políticas antiinmigrantes y en Europa se cierran las puertas a los refugiados que viajan a bordo del barco Open Arms, quizá sea oportuno recordar las causas del desplazamiento.
Antes de emitir una sentencia contra quienes se ven obligados a abandonar su escaso patrimonio debemos tener en cuenta su situación jurídica, las causas y el carácter del desplazamiento, y, sobre todo, el aspecto humanitario.
México figura desde hace mucho tiempo en el mapa de las migraciones, pero de repente pasamos de ser un país expulsor a un país destino, situación que debimos aceptar a raíz de “las caravanas de migrantes” que, debe decirse con toda claridad, no son la causa del incremento sostenido en este fenómeno pues tan sólo fue un hecho que nos obligó a aceptarlo.
Cabría preguntarle al presidente Andrés Manuel López Obrador si podrá con el paquete de cargar con los migrantes y si estará preparado para evitar que los mexicanos huyan cuando él hambre, la pobreza y el miedo sean más fuertes que los paliativos que está dando.
•Egresada de la escuela de PCSG. Exdiputada
constituyente. Defensora de los animales y fundadora
de "Ángeles Abandonados".
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