Con la muerte del músico Armando Vega Gil, integrante de la banda Botellita de Jerez, cabe la pregunta: ¿el movimiento #MeToo que ha servido para denunciar el acoso sexual hacia las mujeres debe parar o transformarse?
Como mujer apoyo y aplaudo la valentía de todas aquellas que han decidido hablar para lograr empoderarse en un mundo que aun, con todo y lo logrado en la lucha por la igualdad, sigue siendo machista. Lo que no comparto es que las acusaciones se hagan de manera anónima.
Al menos en la Ciudad de México existen las garantías de instituciones en defensa de las mujeres, de los derechos humanos y de organizaciones civiles de que darán acompañamiento a todas las víctimas que han sufrido del mal de todos los tiempos: el acoso.
Sin embargo, las redes sociales, en especial el Twitter ha sido el arma letal para destruir trayectorias de hombres famosos, sin pedir a la denunciante pruebas documentadas del delito del que fueron víctimas. Tomar a la ligera una acusación de violencia sexual de una joven que no dio nombre ya costó una vida, la del músico y escritor Armando Vega Gil que no soportó la verdad o la mentira y, sobre todo, el linchamiento de miles de internautas.
La noticia sobre el suicidio del artista fue impactante. Quizá ni su denunciante esperaba la reacción que tuvo el músico ante el escándalo provocado en la red más que social, la calificaría como la más inquisidora de todas; en Twitter no hay puntos intermedios, o apoyas o destruyes.
Reiteró que me solidarizo con todas
las mujeres que han tenido que aguantar
insinuaciones sucias de un hombre, de
soportar tocamientos no deseados para
conservar el trabajo, de agachar la cabeza
ante insultos masculinos por la necesidad de tener un salario que les permita
alimentar a sus hijos.
Pero tampoco podemos negar que un
alto porcentaje de denuncias anónimas
pueden ser motivadas por venganzas, por
sentirse importantes acusando a un hombre famoso o lamentablemente hasta por
hacer bromas pesadas.
En mi humilde opinión el movimiento MeToo debe transformarse urgentemente, contar con asesoría jurídica para las víctimas que tengan el valor de levantar antes las autoridades judiciales la denuncia de hechos, darle seguimiento y acompañarla de pruebas fehacientes.
Las denuncias públicas que iniciaron mujeres del espectáculo en Estados Unidos sobre el acoso sexual de que fueron víctimas por parte de productores, directores, guionistas y actores de cine para conseguir un papel protagónico se convirtió en el ejemplo a seguir en otros países del mundo; actrices y cantantes de la talla de Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow dieron la cara y de frente acusaron a sus verdugos, muchos de los cuales enfrentan procesos judiciales.
Hagamos lo mismo en México, pongámosle cara.
Exijamos también a nuestros gobernantes dejen a un lado las acusaciones verbales porque, como sucedió con el ex integrante de Botellita de Jerez, incitan al linchamiento.
•Egresada de la EPCSG. Exdiputada constituyente.
Defensora de los derechos de los animales y fundadora de "Ángeles Abandonados".