POR CARLOS JIMÉNEZ
Aquel par de botines color caqui, su pantalón de mezclilla negro, su cinturón de piel del mismo color, pero con hebilla blanca, su chamarra, sus boxers... eso fue lo primero que permitió a la familia de Norberto Ronquillo identificar los restos del joven. Era la misma ropa que llevaba el martes de la semana pasada, cuando fue secuestrado.
Los reportes previos de la PGJCDMX, indican que, al parecer, el joven murió tras ser estrangulado.
Las autoridades no hallaron heridas que indicaran que le dispararon.
El cronotanatodiagnóstico o intervalo post mortem establece que tenía más de cuatro días sin vida, después de la hora del hallazgo, lo cual ocurrió la tarde del domingo.
Ayer la propia procuradora Ernestina Godoy dijo que aparentemente lo asesinaron horas después del secuestro; es decir entre la noche del martes y la madrugada del miércoles.
Tras ser hallado en una zona cerril de Xochimilco, los peritos de la dependencia llevaron sus restos hasta el anfiteatro de la Fiscalía Desconcentrada. Y hasta ahí llegó su mamá, su hermano y su primo.
Fueron ellos quienes vieron su ropa y confirmaron que aquel cuerpo era el del joven estudiante por el que negociaron el pago de un rescate, y cumplieron las exigencias de los secuestradores.
Las autoridades suponen que alguien cercano a su círculo familiar o de amistades está involucrado en el plagio.
El corto espacio de tiempo entre que salió de la escuela y la primera llamada de secuestro, además de las zonas cercanas en que se concretó todo, los hace suponerlo. Hasta ahora hay al menos dos líneas de investigación que siguen para saber quién lo privó de la vida.