Presentación de los Premios Nacionales Tierra Adentro 2018

En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se realizó la presentación editorial de los Premios Nacionales Tierra Adentro 2018.

Ayer por la noche se presentaron a los ganadores y se les dió reconocimiento por sus trabajos.

El ganador del Premio Nacional de Novela Joven José Revueltas, Nestor Isay Pinacho Espinosa, dijo sobre su obra, De las cenizas en la tierra, que “en esta se representan todos los no lugares de nuestro país y se da voz a aquellos olvidados por la justicia y la memoria colectiva”.

Al autor se le nota la clara influencia de Juan Rulfo, pues desde la ficción, sin sutilezas ni concesiones, describe un contexto desgarrador de la vida de una comunidad de algún rincón del país.

Otro ganador, David Espinosa Álvarez, autor de Nido de serpientes y acreedor del Premio Nacional de Novela Gráfica Joven, señaló: “Me gusta el detalle para crear mis personajes y su entorno. Aquí hay una trama humorística. Hablo del fin del grupo de rock Los Macehuallis. Todo es humor”.

El amante del horror, Gerardo Lima Molina, escribió el libro Cosmos nocturno, con el que ganó el Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri. Inspirado en la obra del pintor Zdzisław Beksiński y producto de una vorágine de sensaciones, tal como afirmó el autor, su obra cuenta con 21 relatos poblados por seres extraordinarios que crecen en mundos apocalípticos y escenarios fantásticos, lo que recuerda a Stanisław Lem y Philip K. Dick.

El relato La Castellane errante, de Pablo Piceno, destaca por su calidad y por su crítica hacia los problemas que acarrea la globalización, tales como la migración, la pobreza y la marginalidad.

La obra que ganó Premio Nacional de Poesía del Elías Nandino, comentó Piceno, “beben de diversas fuentes para devolver al lector una voz singular en la que residen distintos tonos: uno profundo, resultado del conocimiento de que algunos procesos migratorios conllevan violencia, y otro irónico y burlón, el cual devela algunos de los sinsentidos de la historia, la personal y la descrita en los libros y periódicos”.

El Premio Nacional de Crónica Joven Ricardo Garibay, fue para Aldo Rosales Velázquez, el año pasado por la obra Linde faz, debido a que en su libro aborda con certera capacidad de observación y análisis el ámbito de la lucha libre, además de que devela el lado humano de este deporte y del box.

El Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo, se lo llevó Isabel Vázquez Quiroz, por la puesta en escena Valentino Clemens y los chicos perdidos del Wonder-nada. Su obra, junto con la de las cuatro finalistas del certamen, se compiló en la obra Teatro de la Gruta XVIII.

El Premio Nacional de Cuento Joven Comala, fue para Hiram Ruvalcaba, por los cuentos de su libro La noche sin nombre, que en palabras del autor “son un desafío a la conciencia. “¿Por qué lo digo? Vayan y lean el libro”, bromeó.

El Premio Nacional de Ensayo Joven José Luis Martínez, fue para Adrián Chávez, por el libro Strauss quería pastel, en el que se expone como un crítico audaz y mordaz, ya que, entre otras cosas, en su creación, Shakespeare convive con los Power Rangers.

El Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras / Border of Words fue declarado desierto.