He dicho antes, en la estela argumentativa de ese prodigio de independencia que es la secretaria Irma Eréndira Sandoval, que nuestro Líder Supremo encarna al Estado y al Gobierno: reúne en sí todas sus funciones. Bueno, casi: no las que se desarrollan en el extranjero, porque está aplicado a la política interior que es la receta para que triunfe la exterior, como sabemos todos. Aparte de ese detallito, ya saben: es presidente de la República, secretario de Seguridad, impulsor del beisbol, juez, director de Pemex, gran promotor de la moral porque la familia es la que forman un padre y una madre no neoliberales, y la lista sigue. Pero he sido injusto. El Líder Eterno es mucho más que eso. Es también, de hecho, el Primer Empresario de la Nación.
Y es que el Gran Benefactor va a dar lecciones a diestra y siniestra. Bajo su manto protector, vamos a hacer aeropuertos con cerros enfrente y sin necesidad de acatar las normas de los organismos reguladores internacionales: me canso ganso que va a llegar los aviones por parvadas; refinerías donde todos los fifís neoliberales neoconservadores neoporfiristas dizque expertos del Occidente capitalista dicen que no es ni posible ni deseable construirlas, como si no bastara la voluntad del Jefe de que Dos Bocas nazca en el sagrado suelo tabasqueño; trenes; termoeléctricas y —gracias, Padre de Pueblos—, internet en todo el país. Porque fíjense ustedes: las empresas, carajo, tienen la costumbrita de hacer negocios, como ya les reclamó nuestro Líder. Como si realmente hiciera falta lana para pagar nóminas, capacitar personal y mantener el ritmo frenético de la evolución tecnológica, aparte de pagar impuestos. Reglazo en las manos, señores empresarios.
El señor presidente, en su sabiduría infinita, vuelve a una estrategia que, de Norcorea, a Cuba, a Venezuela, al lopezportillismo, a la URSS, ha dado resultados maravillosos: crear empresas del Estado. Y esto apenas empieza. Ya dijo otro prodigio de pensamiento independiente, el intelectual Gibrán Ramírez, que no sabe si Pemex va a poder echarse la refinería, para qué más que la verdad —con todo, ¿vieron la agudeza, la gracia con que sembró la duda en el programa del neoliberal Leo Zuckerman? —, pero que mientras vamos viendo, lo que este país necesita es que nuestro presidente acumule harto poder. Obvi sí, mi Gibrán. Eso también ha funcionado de maravilla. Así que a invadir otras áreas de oportunidad. Ya adelantó que va a llevar vacas Holbein a Tabasco para producir leche, a despecho de los fifís neoliberales dizque expertos que dicen que esa raza no aguanta esas condiciones: me canso ganso que sobreviven. Pero la cosa no para ahí.
Después de todo, nuestro Líder sabe de gastronomía (¿qué tal desarrollar la industria del jugo de piña miel embotellado en, por decir algo, Tabasco?), pipas para llevar la gasolina nacionalista a la patria, sangre que le da vida a nuestro destino manifiesto (repito mi propuesta: Pipemex), y por supuesto antirretrovirales, con todo y que el abasto está garantizado hasta para los que llevan dos meses sin recibirlo. Cosa de pedirle una lanita más a JP Morgan y HSBC. Menos mal que se acabó la larga noche neoliberal.
Ya sé lo que van a decir: que qué onda con los apagones de la CFE, que si todo va a funcionar así. No jodan. Ya nos explicó Bartlett, ese demócrata, que el problema son los incendios, y ahorita hay muchísimos. Empieza a llover y nos disparamos al primer mundo.