Columnas
Hace tan solo unos días y por unanimidad del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) resolvió aprobar la concentración mediante la cual, The Walt Disney Company (Disney), adquiere activos de Twenty-First Century Fox, Inc. (Fox) sujeta a una principal condición que es vender el negocio de Fox Sports.
El anterior anuncio no fue muy bien recibido que digamos y para ejemplificarlo, habría que recordar lo que reza una popular conseja: “sobre advertencia no hay engaño”, y para el caso que nos ocupa, esto es perfectamente aplicable ante una decisión que podría concretarse el próximo 20 de marzo, y que sin duda afectaría la competencia en el mercado del entretenimiento.
Y es que a pesar de las advertencias de expertos y organismos especializados en temas de concentración y monopolios, la Comisión Federal de Competencia Económica, celebró la decisión del Instituto y sin mayor problema aprobó la fusión Disney-Fox en nuestro país, no obstante los contras que tiene el tema.
Por su parte, el Ifetel, organismo que se supone estaría encargado de regular el sector de telecomunicaciones en México, condicionó la aprobación de dicha fusión a desincorporar el negocio deportivo en beneficio de la competencia y los consumidores.
Específicamente, el citado Instituto puso como condición que las empresas acepten vender los canales y derechos de programación de Fox Sports en México, para impedir una concentración que afecte a la afición mexicana.
No hay que soslayar que la aprobación del IFT, se dio un mes después de que la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) avaló dicha operación.
Por ello, hay una serie de preguntas obligadas que definitivamente, son cruciales para conocer el terreno en el que, por cierto desde hace tiempo, se ha venido moviendo la Cofece a cargo de Alejandra Palacios.
Una de ellas es, ¿por qué el órgano anti-monopolios pasó por alto sin empacho alguno la defensa y promoción de la competencia y no puso condiciones a la fusión Disney-Fox? Otro cuestionamiento que seguramente no responderá la Cofece porque carece de argumentos sólidos, es: ¿a qué intereses responde realmente la señora Palacios en este sector?
Lo anterior viene a cuento porque al tomar decisiones que a todas luces son a la ligera, la titular de la Cofece no se tomó la molestia ni siquiera de revisar los argumentos que se esgrimieron en la Unión Europea, Estados Unidos y Brasil para limitar la concentración de mercado a dos de las empresas más grandes del mundo.
Tal parece que la Cofece ha convertido en letra muerta, la que debería de ser su función principal, que consiste en promover y ampliar la competencia. ¡Qué distorsión del encargo que asumió Alejandra Palacios!