En la mañanera de ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo gala de su congruencia, y de forma, por demás contundente, dejó claro que no influye en la vida interna del Poder Legislativo: “Entonces, imagínense si nosotros, que estamos planteando una transformación, permitimos eso, o un partido que porque tiene mayoría puede aprovechar para modificar una ley en beneficio personal, en beneficio de grupo, en beneficio de una facción, pues eso es retroceso. Yo celebro que esto se haya resuelto bien. Yo no podía meterme, pero era una vergüenza”, expresó.
▶ ¿Quién causó la vergüenza
al Presidente de la República y también líder moral de todos y cada uno de los diputados que convergen en el grupo parlamentario de Morena en la cámara baja?
Seguro Mario Delgado no fue, ya que el coordinador de los morenistas, apoyó en todo momento la propuesta de origen; es decir, la que
evitaba la crisis que se vivió en San Lázaro.
Entre los legisladores de Morena ya se
señala como el responsable de tal vergüenza a Pablo Gómez, quien dicen nada más y nada menos fue el autor de la reforma para perpetuar en el cargo de la presidencia de la Mesa Directiva, a un integrante de su fracción parlamentaria.
Además, que, dicho sea de paso, Pablo
Gómez es diputado gracias a la avalancha causada por la popularidad precisamente de López Obrador.
No hay que olvidar que cuando militaba
en el Partido de la Revolución Democrática, Pablo Gómez jamás ganó una elección, siempre ocupó una curul como diputado plurinominal.
Está claro entonces que, en el grupúsculo o
facción a la que se refiere el Presidente, se encuentran aquellos que no han entendido que la propuesta de López Obrador va en serio, que no habrá de permitir abusos y que habrá de gobernar con los equilibrios necesarios.
Pero, sobre todo, que el formar parte de la
Cuarta Transformación no permite a nadie, el privilegio de actuar con agandalle y mucho menos, al margen de la legalidad.
Todo esto obliga a decir: muy buena la respuesta del Jefe del Ejecutivo, quien con gran
habilidad se deslindó de la crisis generada en la máxima casa del pueblo.
¿Acaso Pablo Gómez estará ya convertido
en un faccioso?