Las fallas eléctricas que han paralizado gran parte de Venezuela desde marzo del presente año y que hasta la fecha continúan, han provocado serios contratiempos e incertidumbre en las industrias del país.
La mayoría de las fabricas está fuera de Caracas, la única ciudad grande que quedó excluida de un plan de cortes indefinido que ordenó el Gobierno para enfrentar la crisis eléctrica, una vez que dos apagones nacionales en marzo oscurecieron la nación petrolera por varios días y debilitaron el sistema.
Y aunque los cortes están programados para ciertas horas del día, casi nunca coinciden ni en el horario ni en la duración de tres horas previstos en el plan, alargándose en ocasiones hasta 10 horas, afirman ejecutivos y trabajadores.
Con una inflación que supera un millón y medio por ciento en marzo y arrastró el consumo de alimentos a la mitad en el último año, la falta de luz y agua es otro golpe mortal para el sector privado que, a medida que minimiza la producción, se le hace más costoso operar en un círculo vicioso.
Ni con plantas eléctricas, la industria logra paliar el efecto de las suspensiones y la producción se paraliza en fábricas, principalmente de alimentos o bebidas.
Con información e imagen de Reuters.