El domingo pasado el titular de la Secretaría de Hacienda fue a la Cámara de Diputados a hacer entrega de los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) así como del proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para su discusión.
De entrada, y aunque pueda parecer obvio, el
presupuesto armado por la SHCP debe buscar convencer y dejar tranquilos a varios agentes de peso que, en principio, parecieran tener visiones del mundo e intereses mutuamente excluyentes.
Por principio de cuentas ¡tiene que convencer al Presidente
López Obrador que es el jefe del Secretario de Hacienda! Asimismo tiene que hacerlo con los diputados, que sancionan tanto el Presupuesto como la Ley de Ingresos, y que estrenan presidencia panista en la figura de Laura Rojas, quien dará una primera muestra del tipo de liderazgo que ejercerá desde la Mesa Directiva.
El presupuesto deberá buscar ganarse a los mercados y regresarles la confianza en el país, pues México difícilmente podrá
sortear 2020 si sigue sin inversiones que se traduzcan en mayores empleos formales. Finalmente, deberá pasar la prueba de las calificadoras que siguen recelosas, de manera por demás entendible, por la política energética del país y con muchas dudas sobre cómo la carga financiera de Pemex puede impactar en la capacidad del Gobierno Federal para hacer frente a sus compromisos. ¡Uffff! Toda una Torre de Babel.
Un punto que, en lo general, me parece positivo es que Hacienda reconoce que este año se quedó corto en la recaudación
y, en consecuencia, hace cambios en su política de ingresos para poder cuadrarla con los gastos. Lo complicado está en lo particular pues, más allá de la polémica por grabar el comercio electrónico y otros esquemas de menudeo, nuevamente se decanta por pegarle a los IEPS de productos con demanda muy inelástica (combustibles, bebidas y cigarros). Otro aspecto muy polémico, y me parece contraproducente, es el aumentar la tasa de retención de los rendimientos generados por los ahorros.
Adicionalmente, para que el Presupuesto cuadre en los términos planteados por la SHCP y de acuerdo a lo establecido en los
Criterios Generales, el país deberá crecer en 2020 por ahí del 2 por ciento. Dado que 2019 va a cerrar con un crecimiento cercano a 0 por ciento, es de llamar la atención que se espere un crecimiento superior al estimado para los Estados Unidos (1.8% para 2020).
Otro dato que llama la atención son los ingresos asociados al
petróleo. Contrario a lo observado en otros años, en los que se pronosticaban un precio elevando del barril del petróleo (no hay que echar las campanas al vuelo, pues falta que los diputados se pongan creativos con esta variable para tratar de cuadrar las modificaciones que hagan), esta vez Hacienda presenta una estimación conservadora de 49 dólares por barril.
Donde el tema se vuelve temerario, es en la estimación de la
plataforma de producción. Hasta julio de este año, México había producido 1.67 millones de barriles diarios; sin embargo, la SHCP estima que en la segunda mitad del año va a haber un “brinco” que lleve la producción a niveles de 1.73 millones de barriles y que para 2020 va a haber otro “brinco” a 1.95.
Obviamente a todos nos convendrá que se logre ese nivel de
producción, pero de no lograrlo se pone en riesgo la tan pregonada disciplina fiscal ya que de algún lado tiene que salir el dinero faltante.
Agárrense fuerte de la silla, porque esta discusión se va a poner
buena y lo que resulte nos afecta a todos.
•Ex Secretario de Trabajo y Desarrollo Económico de Puebla.
Analista económico y de negocios. @MichelChain