El uso de la tecnología es una herramienta imprescindible en distintos ámbitos de la vida cotidiana. Actualmente, utilizamos aparatos tecnológicos de comunicación que facilitan nuestro quehacer habitual (celulares inteligentes, tabletas, computadoras, etc.). En este avance, los sistemas democráticos progresan a la par, ejecutándose en las distintas fases del ciclo electoral.
Si revisamos los resultados del Informe sobre Cultura Cívica 2017 en la CDMX, encontramos sobre la
implementación del voto a través de internet, un 62 por ciento de los encuestados mencionó que no tendría inconveniente en utilizar este medio electrónico.
Respecto a los inconvenientes, el 49 por ciento declaró que “la seguridad de estos sistemas no está garantizada”, el 22 por ciento que “se perdería la seriedad
que tiene el acto de votar” y el 19 por ciento que “le resultaría más difícil que el método actual”.
En los últimos 20 años, el tránsito a una e-democracy en los distintos países de la región ha provocado que existan argumentos contra la utilización de
nuevas tecnologías: No hay plena confianza en los sistemas informáticos y se pone en duda el respeto a la voluntad popular y la secrecía del voto (ataques cibernéticos).
La capacitación para manejar y auditar estas tecnologías queda en pocas manos y es difícil para la ciudadanía tener la garantía de la legalidad de la votación.
Construir la infraestructura necesaria implica altos costos para las instituciones organizadoras de las elecciones.
El IECM ha trabajado en el desarrollo de los sistemas
para contar con factores críticos y contrarrestar los argumentos cognitivos como los que se señalan y tener la certeza de los principios básicos del voto: universal, libre, secreto y directo.
FACTORES CRÍTICOS:
1. Asegurar la identidad del ciudadano, que evita suplantar la identidad de las personas con un proceso
de verificación y generación de contraseñas; se realiza una doble autentificación.
2. Garantizar el proceso a través de eventos públicos como auditorías, comités de expertos, acompañamiento
de la Fepade y la Contraloría que avalen las acciones realizadas para llevarlo a cabo.
3. Mantener la seguridad física y lógica de la estructura,
a través de la encriptación de los datos, la firma electrónica y la secrecía del voto, además invertir en una infraestructura que cuente con protección de ataques externos, redundancia en el equipo y servicios de detección de intrusos.
Es importante trabajar en fortalecer la confianza ciudadana en la utilización de la tecnología en los procesos
electorales, buscar que al momento que se emita el voto se tenga la convicción de que el sistema es seguro y el resultado será el expresado por la mayoría.
En un nuevo paradigma donde la sociedad exige resultados que generen certidumbre, debemos apelar a la
tecnología de forma progresiva, eficientando recursos, transparencia y reducción de costos, hasta culminar en el voto por internet.
•Consejera del IECM