Cuando nos tomamos una
foto o particularmente una selfie con algún ídolo o personaje importante, siempre he tenido la duda sobre el qué tan incómodo puede llegar a ser para ambas partes un acercamiento físico extremo.
▶ Pensemos que somos los
“fans” y que deseamos una foto con un nuestro artista favorito, seguro en nuestra mente podríamos hasta planear el momento previamente en donde rompemos nuestra timidez y lo tocamos un poco más de lo normal.
O si estamos del otro lado, en donde
de pronto alguien nos pide sacarse una foto con nosotros, qué tanto debemos acercarnos (aunque esté guapo o guapa) y cuánto hemos de permitir que ese desconocido nos toque.
Según estudios psicológicos, tocar
es una manera de establecer relaciones sociales. Incluso nos ha pasado que cuando no nos cae bien alguien o no nos da confianza, omitimos cualquier tipo de acercamiento físico. Dejamos de darle la mano o el beso en la mejilla, para sólo asentir con la cabeza.
Se dice que las mujeres tocamos
más que los hombres, y también nos dejamos tocar más. No es lo mismo que entre amigas se den una una nalgada
entre risas a que entre dos hombres lo hagan. A eso me refiero.
▶ Si no conocemos a la persona o no somos amigos, se dice que solamente nos demos la mano, porque besarse o acercarse demasiado resulta ser un poco invasivo.
La foto que tomó alguno de los fotógrafos de Presidencia y compartió a la agencia Cuartoscuro me parece una joya visual y de comportamiento que deberíamos de analizar.
No sólo se trata de que quien aparece es el presidente de nuestro país, por lo tanto es alguien que se sabe poderoso y famoso. Omitiré el querido, porque después podemos caer en opiniones que no corresponden a este espacio, estarán de acuerdo.
La imagen es después del evento en Soto La Marina, Tamaulipas, donde encabezó un diálogo con la comunidad del Hospital Rural Soto La Marina. Comúnmente antes y después del evento, durante el trayecto de la entrada al templete, el presidente se acerca a la gente para saludar y hacerse la foto.
Este momento donde ella, quien se ve que es doctora que trabaja en el hospital por su gafete, decide hacerse una selfie con el presidente; y él lo sabe. Tan es así que decide acercarse demasiado, lo suficiente como para detener su cabeza en la de ella.
Hemos usado las selfies para acercarnos de más, para tocar a nuestros ídolos o sentirnos cercanas. Y también, quienes saben de su fama, han demostrado que acercarse a sus seguidoras los hace sentir más seguros.
La investigadora Juulia Suvilehto dice que el toqueteo se interpreta en función del contexto de la relación con la otra persona, y aquí aunque lo desconocemos, pareciera que él se acerca de más.
Y ella, quizá cae en la necesidad de tener una foto con el presidente, para sentirse aceptada o sentirse segura de que pertenece a un grupo selecto, ese que se puede acercar a Andrés Manuel.
Aunque ya no sea una adolescente, ella se ve satisfecha con haberse hecho una selfie con el presidente de nuestro país.
Eso tienen hoy en día las autofotos o los selfie con los famosos, nos las tomamos para decirles a todos que estuvimos allí y sobre todo que pudimos acercarnos y ser de los pocos que pudieron hacerlo. Por eso no las tomamos y por eso las compartimos, para qué nos hacemos.
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