El Estado moderno atraviesa una crisis en materia de derechos humanos y México no es la excepción. De frente a la problemática surgen figuras como respuesta a la necesidad de tutela y defensa de lo habitantes y es la del ombudsperson la que toma mayor relevancia, ya que el conjunto de su actuar se ceñirá en torno a la labor fundamental de promover una cultura cada vez mayor de los derechos humanos.
El 13 de febrero de 1989, se creó la Dirección
General de los Derechos Humanos dentro de la Secretaría de Gobernación, como respuesta material al cambio que exigía la ciudadanía por la garantía y respeto a sus derechos fundamentales, comenzando así el recorrido de una institución indispensable para el quehacer del estado.
Después de una serie de vicisitudes, dicho organismo se convertiría en la denominada Comisión
Nacional de Derechos Humanos, y en 1992, sería elevada a rango constitucional, bajo la naturaleza jurídica de un organismo descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, cristalizándose así, el Sistema Nacional No Jurisdiccional de Protección a los Derechos Humanos, como un instrumento que tendrá como finalidad el fortalecimiento y protección de los derechos humanos, en coordinación con el resto de las comisiones estatales.
En 1999, la Comisión se constituiría con plena
autonomía de gestión y presupuestaria, modificándose su denominación a la de la actual Comisión Nacional de los Derechos Humanos, permitiendo a su paso, que las funciones desempeñadas por el Ombudsperson, se encaminaran con mayor amplitud a salvaguardar los derechos de todas las personas.
A lo anterior es indispensable señalar que la reforma de 2011 fortalecería esta función, en virtud del
reforzamiento de las facultades de investigación.
Lo anterior, nos lleva a la reflexión del proceso
de transición para la elección del nuevo titular de la CNDH. Su actual presidente, Luis Raúl González Pérez, desde un inicio manifestó que no buscaría un segundo periodo, con el ánimo de garantizar el fortalecimiento de la institución, un hombre que lo caracteriza su calidad moral, sencillez y compromiso para defender con plenitud y en todo momento la autonomía de la institución, atendiendo la diversidad de los temas en materia de derechos humanos.
En los próximos días, el Senado de la República
tendrá la enorme responsabilidad de elegir a la persona idónea para dirigir el rumbo de la institución, los aspectos que se deben tomar en consideración, de acuerdo con Jorge Carpizo, es que no sea un hombre de partido, que tenga prestigio personal e independencia en su actuar, además de contar con experiencia en la materia y reconocimiento internacional, requisitos que claramente cumple José de Jesús Orozco Henríquez y que sin duda representa el perfil idóneo para llevar en los próximos años la tarea de salvaguardar los derechos humanos en nuestro país.
•Catedrático de la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Autónoma de México.