Columnas
La carrera de los políticos crece con los logros, triunfos, negociaciones y acuerdos. Pero hay una parte vulnerable en estos hombres del poder: las aventuras extramaritales como forma de perpetuar su poderío y sentir que pueden tener el control sobre lo prohibido. Por ejemplo, un “affaire”. Para unos ha sido una piedra, pero para otros, una roca en el zapato que, al final, ha provocado desde escándalos que han afectado sus carreras, hasta el divorcio.
Ahí están John F. Kennedy y Marilyn Monroe; Bill Clinton y la becaria Mónica Lewinsky, el ex presidente de Francia Nicolás Sarkozy, quien quedó prendado de la modelo Carla Bruni, quien después se convirtió en su esposa, y otro más en el Elíseo, Francoise Hollande y su escándalo con la actriz Julie Gayet. Pero hay más.
Ahora en Washington se tejen historias entrelazadas entre dos hombres de poder que han rivalizado en el campo de batallas de las letras, y los “affaires” de ambos han sido la carnada perfecta.
Jeff Bezos tenía la vida perfecta, una esposa inteligente que arrancó con el su negocio de Amazon, cuyos dividendos le permitieron comprar uno de los diarios más influyentes del país, The Washington Post. Desde esa trinchera, Bezos ha dado cuenta de historias que afectan al gobierno y la reputación de Trump; en tanto Donald, desde el poder que le concede la presidencia, ha atacado al empresario por el uso que hace de la oficina de correos estadounidenses para beneficio de su negocio online.
De una forma la venganza de Trump llegó a través del diario sensacionalista National Enquirer (cuyo dueño es amigo del presidente) que amagó a Bezos con publicar fotos intimas dirigidas a su amante.
Pero en esta partida, Trump lleva desventaja, ya que Bezos, el hombre más rico del mundo, no ostenta ningún cargo público y es dueño de uno de los diarios más respetados en EU, mientras Trump arrastra aventuras extramaritales con una stripper y una ex conejita de Playboy, así como denuncias de acoso sexual que ponen en peligro su estancia en la Casa Blanca.